po Nitu Pérez Osuna
Los venezolanos tenemos que observar cómo nuestros soldados mueren en los cuarteles, lugares estos que por quienes los habitan y dentro de lo que en ellos hay deberían ser de los sitios más seguros del país.
Pero no, los cuarteles se han convertido en infiernos, literalmente
hablando, donde jóvenes entusiastas por servir a la patria o por encontrar medios para estudiar son incinerados encontrando la muerte de manera dantesca. Nuestros soldados son asesinados no por miembros de la subversión o hampa común... No caen en defensa de nuestra soberanía por fuerzas invasoras... son abatidos en una guerra asimétrica en la cual los mas débiles son encarcelados en pequeñas celdas infrahumanas, rociados, con líquidos inflamables, imposibilitados de defenderse e incendiados hasta que les llega la muerte. Eso es al menos lo que se sabemos por los partes de
prensa basados en testimonios de familiares y amigos de las víctimas. Al igual que sucedió con el caso de Fuerte Mara, los venezolanos presentimos que en esta oportunidad, tampoco sabremos la verdad, con el agravante que no saldrá un Usón a dar su opinión técnica de lo que pudo haber sucedido...
ya que quien se atreva tendrá como destino seguro una celda en Ramo Verde. Así que seguiremos presenciando ruedas de prensa de soleados, con caras de circunstancias repitiendo una y otra vez la tristeza que les embarga y la solidaridad con los familiares de los soldados a la vez del compromiso del gobierno revolucionario de llegar hasta sus últimas consecuencias en la
investigación de los hechos. Cada vez que oigo hasta sus últimas consecuencias tengo la certeza que nada pasará. ¿A usted amigo lector, le sucede lo mismo que a mí?
Cuántos anillos más Resulta que lo del magnicidio es utilizado para aumentar la seguridad del Presidente... más armas, más cubanos, más reales para cuidar a un hombre que no más ayer vociferaba que nunca le sucedería nada porque el pueblo mesmo lo custodiaba.
¿Dónde está ese pueblo, Presidente?...
pues donde siempre, sobreviviendo bajo los puentes, urgando en la basura para alimentarse con desperdicios, lanzado bolas como circenses en los semáforos para hacerse de unas limosnas más dignas, limpiando parabrisas o haciendo colas en los entes públicos para ver si pueden ser beneficiados con unas becas que nada han resuelto... esperando la esperanza a la que se
aferran, con la mirada perdida en la nada... porque aquí no hay revolución ni nada.
Parece que fuera con otro Rebelión civil, violencia para impedir el funcionamiento del cuerpo legítimamente constituido, instigación a delinquir, incitación al odio de la población, agavillamiento, daño a edificaciones públicas, interrupción a la señal de telecomunicaciones.
Cuando escuché todas estas imputaciones que el Ministerio Público le hizo al ex gobernador Enrique Mendoza, inmediatamente me vino a la mente el hombre de la franelita rosada ¿lo recuerdan?... Sí, aquel que irrumpió en nuestros televisores el 27 de noviembre del 92 llamándonos (junto a otro gordo y un flaco, fusil en mano) a que saliéramos a la calle y nos reveláramos contra el gobierno legítimamente electo de Carlos Andrés Pérez.
Al parecer, esos tres eran los civiles, porque paralelamente un grupo de soldados al mando de
un teniente disparaban dentro y fuera de las instalaciones del canal de todos los venezolanos, contra, vigilantes, trabajadores, monitores, cámaras, pantallas, puertas y mesas y hasta contra quienes transitaban por las calles donde se ubica la sede del canal 8 sin sospechar si quiera lo que allí sucedía. Ahí si que hubo violencia pareja y muertos... la instigación a delinquir, incitación al odio y agavillamiento...
se ven clarito en los videos históricos de la época. Aún recuerdo claramente el momento en que salió el primer noticiero de VTV, luego de ese intento de golpe de Estado. Los locutores sumidos en la tristeza, los periodistas mostrándonos los destrozos del canal y la sangre regada por los pasillos y escaleras. Eso si fue un daño a edificación pública y a los venezolanos. Y ¿la interrupción de la señal?... no fue por abandono de técnicos y empleado, sino por coerción a estos -fusil en mano- de colocar al aire un video pregrabado de quien hoy dirige los destinos de Venezuela... No se por qué me vino todo esto a la mente.
Al igual que con el caso de Fuerte Mara, tampoco sabremos la verdad, con el agravante que no saldrá un Usón a dar su opinión técnica de lo que pudo haber pasado
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