¿Cómo es posible que a alguien, no importa de qué lado esté ni qué cargo ejerza, se le ocurra esta monstruosidad? ¿Qué cosa extraña puede pasar por la cabeza de un individuo que ose decir semejante injuria en contra de seres humanos que, buenos o malos, han estudiado un mínimo de 10 años en universidades que ofrecen la carrera de medicina?
Las relaciones humanas tienen una tenue y delicada línea que jamás deberíamos cruzar.
Las relaciones humanas tienen una tenue y delicada línea que jamás deberíamos cruzar.
Hasta los más malucos se manejan con ciertos códigos que nos diferencian del trato que, por ejemplo, se dan los perros en una pelea callejera por un viejo hueso.
¿Qué piensa de esto un médico ilustre y estudioso también, que ha ejercido con dignidad y ética la medicina privada como el gremialista Fernando Bianco? Casi nunca me gusta nombrar gente y menos amigos admirados, pero es que no puedo entender que este asunto de alta injuria, pase por debajo de la mesa.
¿Acaso porque nos quedemos callados nos salvaremos de la destrucción total que se nos avecina si no lo impedimos? Es más, este artículo debería escribirlo mi amigo Fernando Bianco y no yo que soy un comediante.
Queridos médicos, los que estudiaron durante años viniendo de cuna rica o pobre. Los que apoyan al gobierno, los que no lo apoyan. Este intento fallido y balurdo de ofenderlos no puede ser aceptado, menos por ustedes, sin importar el lado en que se encuentren.
No pueden aceptar semejante vilipendio. Amigos médicos, es la hora de la unión, no alrededor de un hombre o de un partido político. ¡No! Es la hora de unirse al lado de algo noble, perdurable e incorruptible, como lo es la medicina.
Todos hemos tenido que ponernos en manos de la medicina privada o pública. No hay un venezolano que no conozca uno o varios médicos que no sean verdaderos héroes sobrevivientes de hospitales públicos, en donde siempre han trabajado con las uñas, haciendo milagros para salvar vidas, arriesgando su seguridad con delincuentes que los fines de semanas se apoderan de las emergencias.
Conozco médicos héroes que incluso apoyan este gobierno y a quienes saludo en silencio para no comprometerlos, que dan batallas increíbles para salvar sus hospitales, para atender a los más desahuciados. Para ellos, el saludo es realmente revolucionario, porque los verdaderos revolucionarios, son los que ven y luchan por la verdad.
Los médicos públicos ganan menos que un buhonero y muchísimo menos que un taxista y, sin embargo, allí están, dando la pelea.
Qué bueno sería que los dólares que descaradamente nos chulean Fidel Castro, Evo Morales, Néstor Kirchner, las Madres de Mayo, los piqueteros argentinos y sabrá Dios quién más, se utilizaran en modernas clínicas cuya excelencia hiciera que nadie tuviera la necesidad de ir a conchas vacías que fungen y fingen de hospitales sin insumos y con equipos inservibles, pero con médicos heroicos que hacen más allá de lo imposible.
Qué bueno sería que los dólares que descaradamente nos chulean Fidel Castro, Evo Morales, Néstor Kirchner, las Madres de Mayo, los piqueteros argentinos y sabrá Dios quién más, se utilizaran en modernas clínicas cuya excelencia hiciera que nadie tuviera la necesidad de ir a conchas vacías que fungen y fingen de hospitales sin insumos y con equipos inservibles, pero con médicos heroicos que hacen más allá de lo imposible.
Y una última pregunta: ¿qué de malo tiene una ética y honesta consulta privada? ¿Cómo sabe el que injuria cuándo la va a necesitar? La vida da muchas vueltas y nunca se sabe qué hay más allá de nuestra estúpida prepotencia.
En nuestra vida siempre habrá un médico y un cura. El primero podría salvar nuestro cuerpo, y el segundo nuestra atormentada alma que, cuando cree que todo está perdido, llena de miedo clama piedad y llora aferrada a una sotana.
En nuestra vida siempre habrá un médico y un cura. El primero podría salvar nuestro cuerpo, y el segundo nuestra atormentada alma que, cuando cree que todo está perdido, llena de miedo clama piedad y llora aferrada a una sotana.