sábado, marzo 05, 2005

Ud todavia se pregunta hacia donde vamos?

Entrenan a paramilitares como técnicos de la salud para trabajar en Venezuela

SANTA CLARA, 24 de febrero (Guillermo Fariñas, Cubanacán Press / www.cubanet.org) - Desde el pasado mes de enero, un grupo de 600 miembros de cuerpos paramilitares de las provincias centrales cubanas se encuentran recibiendo cursos intensivos de especialidades técnicas médicas en la Escuela de Trabajadores Sociales "Abel Santamaría", asentada en la ciudad de Santa Clara, para viajar a Venezuela.

Según el opositor pacífico Alexander Agüero MENA, del Movimiento Democrático Cristiano de Cuba (MDCC), una fuente confiable que trabaja en el lugar le explicó que los requisitos exigidos para pasar el curso de "técnicos" es el de pertenecer a algunos de los Cuerpos de Seguridad y Protección de los Ministerios Nacionales, y tener entre 17 a 45 años de edad, aunque también se aceptan reclutas del Servicio Militar General, recomendados por la Contrainteligencia Militar.

Las especialidades que se estudian son las de enfermería general, técnico medio en higiene e epidemiología y técnico de Rayos X. La duración de los cursos es de sólo tres meses y tiene como objetivo, con el envío de personal confiable y paramilitar, evitar las numerosas deserciones que se han producido entre el personal cubano que labora en la República Bolivariana de Venezuela,.

Todos los cuerpos de Seguridad y Protección de las entidades nacionales están subordinados militarmente a la Dirección General de Seguridad y Protección del Ministerio del Interior (MINIT) de la República de Cuba, principal organismo represivo del país, por lo que la apariencia de mecanismos civiles de estos cuerpos es ficticia.

A partir de 1999, con la ascensión al poder en el país sudamericano de Hugo Chávez, la cooperación cubana en las esferas de salud pública, educación, y deportes ha sido desproporcionada. El principal afectado ha sido el pueblo cubano, que carece de médicos, enfermeras, maestros, profesores, entrenadores deportivos y medicamentos.

El gobierno cubano ha creado un sistema de prebendas para los cooperantes en el exterior, consistentes en pago en divisas extranjeras, acceso a la compra de automóviles, permiso y materiales para la construcción de viviendas e instalación de teléfono.

jueves, marzo 03, 2005

Monocracia Inmoralidad y Prostitución

Por Alberto Rodríguez Barrera

Quizás fueron los largos años de autocracias militares que nos legaron el subdesarrollo estilo medieval que amaneció en 1945, con menos de cinco mil estudiantes universitarios y la absoluta mayoría de la población desnutrida y calzando alpargatas. Quizás fueron esos militarotes Presidentes quienes crearon la costumbre de creer en caudillos sabelotodo que hacían girar el mundo en torno a ellos, como Gómez haciendo del país todo su hacienda particular. O quizás fueron los avanzados del sadomasoquismo que vivían adulantemente en torno a ellos perdiendo toda dignidad y arrastrándose en los bajos fondos de la mediocridad, como hoy vemos con tan esmerados aprendices.

Lo cierto es que la Monocracia es la que hoy se conjuga tan inmoral e insólitamente en torno a Chávez, con toda esa pléyade de obsecuentes arrebañados que compiten por enterrarse y ahogarse, de primeros, en el lodazal que osa llamarse por su nombre: ostentación de la prostitución.

Sólo es cuando un entorno está impregnado de incapaces y oportunistas que una persona –solitariamente- asume todas las funciones de la autocracia, incluyéndose la indelegable de pensar. Aquí el caudillo decide por todos y todos deben acatar, en acto de rendida sumisión. Silencio, a caminar en escarpines en torno al Jefe que sufre la tarea de pensar, sin sentido de equipo, ordenando en su testa todas las pulgas, cuales testaferras que han untado a tan insigne cerebelo de todas las cualidades humanas y divinas, haciéndolo en un triz el más pluscuanperfecto filósofo, historiador, sociólogo, experto petrolero, economista, pelotero, matraquero, Dios y pare de contar.

Un simple ser humano con autonomía de vuelo, digamos como Juan Pablo Pérez Alfonzo, jamás tendría el menor chance de un turno al bate en esta Monocracia. Aquí nada más se permiten monos aulladores o bononos, esa tan larga lista de áulicos que callan y cantan al unísono cuanta barbaridad surja de tan máxima y charlatana mentalidad fritanguera.

Nos refrenamos para no llamar por sus verdaderos nombres a las cosas que hacen tan postrados y deleznables reptantes para chupar hasta la última gota de las medias sudorosas del Monócrata, especialmente cuando observamos las despreciativas decisiones tomadas -en las alturas de su soledad- por el Gran Jefe para regalar cargos a incapaces y nombrar candidatos a dedo o por sumisión. No importa lo que pusimos en la Constitución en cuanto a Partidos, sus untados son las más leales garrapatas. Y el coro de cortesanas sale a dar vivas; qué importa el relajo y una raya más para un tigre porque: qué vaina es esa de cuestionarme a mí, A MI, habráse visto.

Cuán prestamente salen todos de una vez a hacer de meretrices, elevando a la enésima potencia el uso de los dineros públicos, ya definitivamente desbarrancados hacia el abismo de la ladronería sin freno. Se entregan con el ardor del animal en celo. Qué importa la democracia ni la más mínima cortesía de consultar con tanto pendejo, ya EL decidió, y que nadie lo contradiga porque chilla, nos regaña, nos grita, nos pega, nos fulmina con sus ojitos puyúos, y hasta es capaz de castigarnos enviándonos a alguna embajada con un saco menor de billetes, para que no hablemos pendejadas golpistas y de oligarcas pretaporteristas. Porque estos tiempos son difíciles, mis garrapatas, y uno nunca sabe…

¿Cómo esperan quedar, en qué tipología de arrastrados, los integrantes se los partidos oficialistas? Quizás hayan encontrado un nuevo valor de la politología en la estupidez de la entrega ineluctable. El símil con la prostitución es más inmoral que lo que le achacamos a las vagabunderías entre un hombre y una mujer, ya que –a fin de cuentas- estas son intimidades.

Pero la prostitución política que presenciamos en las altas esferas de la robolución sucede con todo descaro a plena luz pública. ¿Es que esperan que pase lisa esta pestilente actitud histórica donde, además de ponerse en cuatro patas, se arrodillan más aún para echarse complacientemente panza al suelo y tan despatarradamente? Ay diosito, qué dirá mi tan mono monocrático si oso contradecir sus preclarísimos mandamientos…

Cualquier parecido de esta Monocracia con la cubana -que también se nos engarrapata haciéndonos neocolonia- no es para ellos otra cosa que una feliz coincidencia. Y esta es otra entrega sin vergüenza, mis áulicas pulgas. Cuando buscan en otros lares lo que aquí hay en abundancia, el símil es quizás con la forma de mamar de las vacas locas, porque olvidan el sentido verdadero de las palabras traición a la patria.

Para mayor desvergüenza, la despatarrada entrega se internacionaliza cuando el monócrata –inflado, haciendo pucheros y a punto de reventar- va lloriqueándole todas sus penas de chupetas quitadas a cuanta escuálida audiencia comunista del mundo quiera escuchar la desertificación en que se halla, compartiendo así el moqueo largo y tendido que no cesa desde que el Muro de Berlín fue hecho trizas.

Pero el acusaleta-carga-maleta-que-se-le-caen-las-pantaletas no sólo se limita a trinar que le quieren quitar la chupeta, también subraya abstractamente –para mayor despiporre y engarruñamiento de la lógica síquica perdida- que sus chupamedias son millones más que los quitachupetas. Por cierto que esta sobrada abundancia de pueblo es muy echada de menos por las cortesanas locas que chillan sus prosti-parlamentos huecos ante audiencias cada vez más vacías. Se justifica así, una vez más, el por qué las mujeres son las primeras en abandonar el falso priapismo de la Monocracia.

Más allá de su tan mono contenido, la Monocracia llega inexorablemente a la postración moral cuando hace “cosas” de los hombres, cuando los pone a girar en torno suyo como moscas verdes, cual mancebas dispuestas a todo, meretrizmente. En política, esto es el colmo de la caída en charcos putrefactos, porque la inmoralidad y la prostitución se ven más horrendas en una Monocracia. ¿No lo estamos viendo? ¡Cuántas generaciones de izquierda decente se están perdiendo en el mortal descalabro de la mediocridad!

Alberto Rodríguez Barrera

Militares: Olvídense de Bolivar si Avanzan hacia atras

por Alberto Rodríguez Barrera

Cuando muchos se preguntan por qué el gobierno chavista no da pie con bola para resolver aunque sea con mediana eficiencia las muy diversas problemáticas que acogotan la vida de los venezolanos, pocos prestan suficiente atención al hecho de que un muy alto volumen de militares han sido puestos al frente de las responsabilidades y las tareas pertinentes al espectro de la sociedad civil. Según el estadístico Oreste Primera Fuenmayor, la cifra de ingresos militares, sumando familiares y relacionados, gira en torno a 3.490, muchos de ellos impuestos a dedo realengo por el Presidente de la República.

No se trata de que los militares no sirvan para nada; se trata del Principio de Peter, donde se ubica a la gente en posiciones donde no saben qué hacer. Los militares pasan la vida estudiando para otras cosas igualmente importantes, constituyendo un sector integrado por 30 o 40 mil individuos, aproximadamente. Pocas personas con cuatro dedos de frente dudan de que tan alto promedio de integrantes gubernamentales esté mejor capacitado que los millones de civiles, de muy diversos y voluminosos sectores igualmente profesionales, cuya preparación multidisciplinaria le ha costado a la nación mucho tiempo, dinero y dedicación (gracias a la “democracia civilista”, imbatible –entre otras cosas- en las decenas de miles de universitarios habilitados que dejaron atrás la triste realidad legada por el militarismo que mandó en Venezuela, desde 1830, por 125 años; como evidencia de aquél está la escasa matrícula de 4 mil estudiantes universitarios que dejaron para 1945).

Los militares estudian y se preparan para otras cosas. Y es un regreso al pasado dañino que hoy sean puestos en áreas tan sensibles como ministerios y áreas especializadas, como Interiores, Minfra, Salud, Ambiente, Defensa Civil, Cadafe, Ferrocarriles, Administración, Tecnología e Información, Corporaciones Regionales, PDVSA, Gobernaciones, Inavi, Fondur, Embajadas, Alcaldías y pare de contar.

En el pasado hubo militares valiosos que hicieron labor de patria en cargos públicos variados, excepcionalmente. Hoy su despliegue, como lo evidencia la realidad gubernamental, nos retrocede al desastre que fueron los 125 años de militarismo que plagaron nuestra historia hasta bien entrado el siglo 20, hasta que la democracia despertó en Venezuela y pudimos finalmente comenzar a salir de tan descomunal atraso, el cual puede constatarse sin el menor atisbo de dudas en cualquier recorrido que se quiera hacer por las estadísticas registradas (y multidisciplinarias) que delatan la evolución de Venezuela mejor que cualquier catarata de palabras huecas (a las cuales, por cierto, son tan aficionados una abundancia de “politólogos de botiquín” que tanto honor hacen a la costumbrista “habladera de paja”. Saludos, robolucionarios).

La historia seca, sin adornos pajizos, nos indica lo siguiente: el civil José Vargas llegó a gobernar apenas durante un año (del 9 de febrero de 1835 al 8 de julio de ese mismo año; retomó el poder el 27 y llegó hasta el 24 de abril de 1836). Juan Pablo Rojas Paúl (mandó de 1888 a 1890, prohijado por el general Antonio Guzmán Blanco), siendo sustituido por otro civil, Raimundo Andueza Palacios (1890-1892). Lo demás fueron los generales Joaquín Crespo, Ignacio Andrade, Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita. Entre 1830 y 1945, sólo tres civiles ocuparon la presidencia, y por 5 años en total. Ninguno de ellos fue electo por el voto popular.

De 1945 a 1948, gobernaron los civiles Rómulo Betancourt y Rómulo Gallegos, despertando el muy postergado sentido de la democracia. Volvieron los militares otra vez por 10 años, otra vez con la barbarie dictatorial, ladrona y asesina, que tan bien representó Marcos Pérez Jiménez. De 1959 a 1999, gobernaron civiles elegidos por el voto popular, y Venezuela –con una velocidad histórica impresionante, increíble ante cualquier comparativa universal- se incorporó al siglo 20. (Baste o resumamos un detalle: no había una empresa venezolana que extrajese un litro de petróleo.)

Y es ahora, desde 1999, cuando la Fuerza Armada controla otra vez el poder en Venezuela, impulsada por una egolatría descocada que desea pintar su absolutismo de comunista, buscando cerrarle todas las puertas al poder civil (la mayoría de los venezolanos) y buscando hacer imposible otra alternativa que no sea dictada por los militares. Es aquí donde cierta cúpula militar es tentada para el gran salto al pasado dictatorial, aquellos 125 años donde el país se congeló en el atraso para que los militares (hoy totalmente olvidados por su escasez de valor histórico-social) pudiesen disponer a sus anchas de los frutos de la corrupción más descarada.

En la actualidad, junto a los civiles que pululan haciendo bulto con soviética sumisión comunistoide, el “mapa estratégico” de esta minoría militarista y forajida está aquí: “Profundizar y acelerar la conformación de la nueva estrategia militar nacional”, definir los fundamentos y objetivos del “nuevo pensamiento militar venezolano”, para lo cual es preciso “borrar todo vestigio de la inyección que nos hicieron o nos aplicaron de la doctrina imperialista”. La compra de militares en marcha pasa también por vender la palabrita imperialismo (que nadie en su sano juicio querría), táctica tan característica como la eterna lloriqueante cantaleta del chavismo según la cual “alguien” está siempre queriendo aguarles la fiesta, echarles vainitas y postulándose graciosamente para ser inculpado como traidor a la patria.

Así como el gobierno se llena la boca a cada rato hablando de sus labores de “inteligencia”, siempre escueta, siempre sin pruebas y siempre incapaz de capturar hasta el más insignificante ladrón de pantaletas, la inspiración del Jefe y de esta cúpula de militares atípicos los lleva siempre a importar sus grandes ideas de otros lares. En este caso, la “Doctrina Militar de la Revolución Bolivariana” proviene del mexicano Heinz Dieterich, quien dice: “Muchos aspectos de la nueva concepción son secretos, como es lógico, pero es posible trazar una idea general del nuevo paradigma que sustituye el de la posguerra y del pensamiento estadounidense”; Dieterich alerta sobre “la amenaza militar de Estados Unidos contra Venezuela”, siendo su idea central: “La adopción en Venezuela de la sabiduría militar milenaria de lo que el libertador vietnamita Vo Gnuyen Giap, arquitecto militar del triunfo sobre el imperialismo francés y estadounidense, llamaba ‘Guerra del Pueblo, ejército del Pueblo’, es un extraordinario paso en la reconquista de las soberanías de la Patria Grande. Porque, al privarle al agresor del centro de gravedad de su ataque –la destrucción física del ejército convencional- se le quita la posibilidad de la batalla decisiva y de la victoria rápida y se le obliga a la guerra popular prolongada, en la cual no podrá prevalecer”. ¡Guácala, pupú!

Esta gente –ese patuque chavista- nos está manejando a la patria en secreto, sin consultar siquiera con un referendum (aunque fuera tracaleadito y peorrito) si los venezolanos aprobamos un sistema socialista (que el presidente no sabe cuál es pero que inventará oportunamente), sin tomar en cuenta si los venezolanos queremos meternos en un hueco ensangrentado como fue Vietnam (a cuenta de que Bush sólo le ha dado con el látigo de la indiferencia, dada la lengua traspalantera chavista), sin pararle media perinola psíquica a la intención de convertir el sistema judicial venezolano en una Seguridad Nacional (para no hablar del cardúmen de pedroestraditas policiales que ya proliferan tazconamente) y, en síntesis, sin tener el más leve recuerdo de que todas sus acusatorias virulentas en contra de los males democráticos se han quintuplicado hoy horrorosamente, para decir lo mínimo. tanto así que al resto de los mortales venezolanos pareciera no quedarnos otra que aceptar un futuro de aguaceros sangrientos y charcos de supuración, donde sólo brillarán jueces desnaturalizados con imputaciones y decisiones rechifladas, tramposos de reconocida trayectoria manipulando elecciones y cedulaciones a conveniencia malandra, y todo junto a una marabunta de presos y la muy presente y continuada metástasis dialéctica que a pasos agigantados avanza frenéticamente hacia etapas trogloditas.

Y en cuanto a los militares… uno se pregunta si la capacidad de inteligencia ha llegado realmente a tocar fondo, ahí donde unos cuantos loquitos de la rapiña colocan bloquecitos lego construyendo una muy propia y díscola Muralla de Berlín. Si es así, camaradas: ¡olvídense de Bolívar!

Alberto Rodríguez Barrera