martes, junio 03, 2008

Desvergüenza y cinismo...

Rafael Muci-Mendoza

La noticia causa espeluzno. Petulante, omnisciente y prepotente como su comandante en jefe, un especialista cubano en genética médica de la novísima misión José Gregorio Hernández -que no médico internista-, nos espeta que, ¨en la mayoría de los casos sólo con ver al paciente ya nosotros podemos ofrecer un diagnóstico preciso¨.

Es la reencarnación del blitzdiagnosen (diagnóstico de rayo) o augenblik diagnosen (diagnóstico de parpadeo) de los inmortales clínicos vieneses; o el diagnóstico d´emblée de los grandes profesores franceses, perros perdigueros que eran a la husma del diagnóstico; en otras palabras, es el ojo clínico exaltado al súmmum de la precisión diagnóstica.

Pobres mortales que somos los médicos venezolanos, incapaces de tales prodigios. Pero déjeme decirle que por aquí enseñamos en libertad lo poco que sabemos, pero también nos apegamos a la admonición orteguiana de enseñar a dudar de lo que enseñamos…

Olvida el representante de la mejor medicina del mundo -¡la cubana por supuesto!- y sus dotes de observación y diagnóstico al rompe, que transcurrieron tres largos años y cincuenta mil discapacitados visuales antes de que se dieran cuenta de que el manido virus que robaba la visión a sus conciudadanos isleños era la puritica hambre aderezada con un profundo déficit vitamínico.

Tuvieron que pedir ayuda al denigrado Imperio simplemente porque no sabían, y el virus contrarrevolucionario que habían inventado con fines políticos, se había revertido contra ellos. Un país sin libros, sin revistas científicas y sin acceso a la Internet, donde ser comunista delator es la única credencial para ascender al pedestal de los consentidos, no puede dar sino frutos de obsolescencia y grandeza inventada. Bien conozco su ciencia y sus mañas.

Por algo no se han atrevido a revalidar sus títulos ciertos o forjados, ni a mostrar un solo logro en ciencia de la medicina cubana, tan dada al empleo del ozono vía rectal, la iontoforesis, la más primitiva herbolaria y copias de genéricos sin ningún efecto terapéutico...

De sus errores sabemos los médicos de los hospitales públicos donde pacientes que han desertado de sus enconosas manos, regresan maltratados y contritos.

Como dice la ocurrencia llanera, ¡Nadie pasa dos veces por donde espanta…!

rafael@muci.com

lunes, junio 02, 2008

La educación médica no es gratuita

La educación médica no es gratuita en Cuba. No debe serla en parte alguna.

En libertad decidí que sería médico y aunque mis padres podían pagar mi educación, no tuvieron que hacerlo. Saldo mi deuda de gratitud trabajando en un hospital público por más de 9 lustros, con ahínco y por risible estipendio.

Los médicos que está ¨deformando¨ la ¨involución¨ que padecemos, como sus pares isleños, tendrán que pagar. Desapercibidos, han firmado un leonino contrato que les obligará por siempre.

Sus pares insulares, llenos de emoción y movidos por sentimientos de solidaridad, estudian un programa más interesado en lo político que en lo médico, así que siempre estarán a la zaga del progreso y vivirán en perpetua e impagable deuda, que será igual para el recién egresado que para el ya curtido, no habiendo cuestionamiento ninguno porque el disentimiento es castigado.

El Estado se apodera de él y lo torna en su esclavo.

Decide por él; lo moviliza como un trasto al favor de penetración política; no le permite actualizarse, ni ir a congresos en los centros del conocimiento, ni emplear la Internet o consultar literatura especializada de la cual carece; le exporta a un elevado coste –del cual apenas obtiene unos 30 dólares por mes porque sus amos se llevan el resto-; le hace vivir en países exóticos y en situación paupérrima donde sus pasos son espiados y sus traspiés castigados; rechazados por sus colegas locales viven condenados al ostracismo; su familia es secuestrada y sus miembros utilizados como rehenes porque esta cruel actividad es prerrogativa del Estado Cubano, malsano y perverso.

¨Patria, socialismo o muerte¨ -¿es la alabanza a la muerte compatible con el espíritu altruista del médico?- les veo pronunciar, y siento pena por su destino entrampado…

rafael@muci.com