lunes, octubre 04, 2004

¿Que determina un buen líder de un mal líder?

Generalmente la historia juzga a los líderes sociales, en función de si cumplieron o no el contrato social con sus seguidores.
Se espera que un grán líder logre las metas y objetivos.

Un buen líder, es aquel que mejora el bienestar de su comunidad, aumentando la prosperidad material, el bienestar social o la riqueza espiritual de sus seguidores.

Un mal líder es aquel que usa su liderazgo para alcanzar el poder y después traicionar la confianza depositada, abusando del poder con fines personales y en muchos casos empeorando el bienestar de la comunidad y en casos notables como los de Hitler y Mussolini, creando un verdadero holocausto a la humanidad.

Uno de los aspectos menos estudiados del liderazgo es la influencia del poder en el líder y su entorno.
Durante la fase de Surgimiento, el líder esta influenciado por su visión social de futuro, por su sensibilidad ante los problemas de la comunidad, por su ambición y necesidad de ocupar una posición relevante en la conducción de los destinos de su comunidad.

Pero en la fase de mantenimiento, el líder ya ha alcanzado posiciones de poder, y esta situación, afecta su juicio y sentido ético.
Muchos líderes afectados por la influencia intoxicante del poder, olvidan sus motivaciones iniciales y se tornan manipuladores del mismo, desviando el norte de sus acciones hacia el mantenimiento del poder aún a expensas de su liderazgo.

Tarde o temprano, a menos que se utilice la fuerza, las posiciones de poder sin liderazgo, terminan siendo retados por nuevos líderes que canalizan el rechazo y la voluntad de cambio de la comunidad.

Es la intoxicación del poder, el principal proceso de deformación de los líderes a través de los siglos, por esto los sistemas mas eficientes, tienden a compartamentalizar y limitar el poder de los líderes, a fin de crear mecanismos de control y balance en el poder.

Para las personalidades autocráticas, como las formadas en medios castrenses, la opinión de subordinados no es aceptada en forma rutinaria en la toma de decisiones. La tendencia natural es a la consolidación de poderes, a la ruptura institucional como recurso para acabar con las limitaciones del poder y consolidar la autoridad como se consolida una posición militar, por la vía de la fuerza y no del consenso.

Esta es el principal inconveniente de los líderes militares cuando incursionan en los sistemas civiles. La tendencia natural de mando, inculcada desde las escuelas militares, contamina por completo la toma de decisiones y la visión social de participación, tan necesaria en los procesos políticos civiles.

Muchos líderes militares han sido exitosos líderes civiles, sobretodo aquellos con extensa participación en actividades civiles y políticas. Por el contrario, los comandantes de tropa, tienden a exhibir más limitaciones en este sentido producto de su entrenamiento natural.

El liderazgo político para que se traduzca en eficacia social precisa ser cultivado progresivamente, permitiéndole a los futuros líderes adaptarse progresivamente a niveles crecientes de poder, midiendo su reacciónes al mismo y educándolos sobre los sistemas de control social.

Soy de la convicción de que para tener un estado eficiente y bien conducido con líderes capaces habrá que hacer enmiendas constitucionales en Venezuela, que no permitan a una persona alcanzar altas posiciones políticas sin experiencia electoral y de desempeño público previo.

Nadie debería llegar a la presidencia de la republica, sin haber sido Gobernador, nadie a Gobernador sin haber sido Alcalde y Nadie a la posición de Alcalde sin haber sido Jefe Civil.

Toda una vida de servicio publico, de liderazgo democráticamente demostrado y de probada trayectoria ante dosis crecientes de poder. Solo asi podremos crear una verdadera meritocracia del poder y del servicio público.

Un poco como la carrera judicial en algunos países, donde un juez solo llega a la corte suprema, después de una ejemplar carrera en cortes de menor importancia.

Este sistema quizás limitaría la llegada de líderes revolucionarios con buenas o malas ideas, supuestamente sin contaminación en el sistema existente, pero garantizaría que nadie, llegue a la primera magistratura sin experiencia previa en funciones de poder.

Asi evitariamos el paracaidismo políticos para luego darnos cuenta de que hemos elegido un autócrata, intoxicado de poder y que cuyo único objetivo es perpetuarse él y su grupo en el Gobierno.

El desarrollo de líderes y su selección natural, es la más importante muestra de inteligencia colectiva, ya que es la que garantiza que las decisiones de la mayoría y el bienestar de la mayoría, se traduzca en logros y bienestar.

Los pueblos inteligentes, desarrollan y eligen líderes capaces que formulen planes y logren objetivos de beneficio común. En ocasiones se equivocan, pero existen sólidas instituciones que corrigen los excesos y optimizan el proceso de gestión publica.

Los pueblos carentes de inteligencia colectiva, son víctimas de oportunistas megalómanos que capitalizan sus miedos y esperanzas, para traicionarlos y llevarlos a la quiebra material y moral.

Esta inteligencia colectiva se desarrolla con la democratización de la sociedad, a todo nivel, en forma progresiva, con un sistema sencillo y honesto de meritocracia, que estimule los liderazgos verdaderos y evite los asaltos del poder.

Dr. Jose A. Cisneros