viernes, mayo 29, 2009

Dos Vargas, dos eras...

Opinión
viernes 29 de mayo, 2009


Dos Vargas, dos eras...
Rafael Muci-Mendoza
Ningún caso de H1N1 ha sido reportado, a no preocuparse, estamos blindados
Sube el telón: 17 de octubre de 1918. Por La Guaira, irrumpe con agravada violencia la pandemia de gripe española con su trágico saldo de 20 millones de muertos en el mundo y al menos 60 mil enfermos en una Caracas de 100 mil almas, y "desde la choza hasta el palacio", deja 1967 fallecidos. La dictadura de Gómez apretaba. Una Junta de Socorros se crea con las mejores inteligencias. El gobierno trata de impedir la publicación de una urgente convocatoria para hablar de la epidemia. José Gregorio Hernández denuncia: "Al pueblo lo está matando el hambre, no la gripe". Luis Razetti la razón le concede. No eran aquellos médicos temerosos del mandón de La Mulera.

El presidente provisional Márquez Bustillos aporta 500 mil bolívares. "El Nazareno de San Pablo salió otra vez en procesión. ¡Oh Dios de los ejércitos, la peste, aléjanos, Señor". Diciembre, amaina la peste. El Hospital Vargas guarda en sus hoy enmohecidas salas una muda historia ya secular de compromiso y gesta heroica con el pueblo. Baja el telón.

2009. El telón que dejaría ver la luz está arriado. Bajando desde México la pandemia H1N1 se esparce por el mundo. Ningún caso ha sido reportado en el país. A no preocuparse, estamos blindados. La tecnología del Instituto de Higiene no ha sido actualizada y emplea procedimientos inexactos mientras gravita un satélite chino de comiquita sin rumbo ni beneficio. Hay silencio cómplice del ministro militar. El Hospital Vargas sufre por dos años una remodelación interminable y lamenta indignado haber sido aniquilado por la canalla.

A aquel caimán de Gallegos, el del Sesteadero de Palodeagua le rebotaban las balas dizque porque era encantado. Otros caimanes del mismo pozo sestean su hartazgo de riqueza. ¡Ah malaya quien les diera...!

RAFAEL@MUCI.COM

miércoles, mayo 27, 2009

Nuestro Gran Lider

por Laureano Márquez

Estemos o no de acuerdo con lo que hace, es nuestro gran líder y eso, a
estas alturas, casi nadie se lo discute, más de cara a lo sucedido en las
últimas semanas en su gira internacional. Gústenos o no, nunca ningún
compatriota había sido ovacionado y aclamado así en el mundo entero,
porque, seamos justos, ni Bolívar conoció esos aplausos.


Por otro lado, creo que nos representa bastante bien. En el fondo, su
forma de ser nos refleja, es emblema del venezolano que viniendo de
orígenes modestos se supera en la vida y alcanza la cima. El mundo,
cuando lo contempla, cuando observa la manera como él se desenvuelve en
los escenarios internacionales, puede incluso llegar a creer que todos
los venezolanos somos como él y eso es algo que debemos tener presente al
pensar en cómo nos está viendo el mundo en estos momentos.


Cuando busca la amistad del otro, éste, sin dudarlo, estrecha su mano,
logrando que, para él, la gente tenga siempre un gesto de simpatía y una
sonrisa. No reconocer tal cosa sería mezquindad, como lo sería también no
admitir la importancia de los reconocimientos y premios que él por
distintas partes ha recibido.


Algunos podrían decir que se trata de actos de mera adulación. Yo no lo
creo, parece que la gente de verdad lo aprecia, lo ama, y lo idolatra por
esos mundos de Dios. Así es el ser humano, frente a un tipo así se
emociona. Y es que al verlo como a un enajenado mental encima de una
tarima pegando lecos y agitando los brazos, uno comprende por qué ha
llegado tan lejos y por qué entra, como entra, en el corazón de la gente.


Entonces, a estas alturas, aceptémoslo y reconozcámoslo, sin torcer la
mirada hacia otro lado. Él está aquí, esta sociedad lo produjo y su nombre
estará asociado al de Venezuela hasta el fin de los tiempos. Su imagen
aparecerá en los libros especializados y quién quita que incluso, algún
día, sus restos lleguen al Panteón. Es, querámoslo o no, el hombre de esta
hora, la imagen de este tiempo, nuestro gran líder, conductor y director:
Gustavo Dudamel.

domingo, mayo 24, 2009

50 años de Involución Política en Venezuela


Por Gustavo Coronel *Gustavo Coronel es un veterano ingeniero de la
industria petrolera, miembro director de la primera junta directiva de PDVSA (1975-1979).

Actualmente Coronel colabora en Petroleumworld como editor de opinión de Petroleumworld en Español.

De Gonzalo Barrios a Nicolás Maduro: 50 años de involución
Para quienes ya estamos en la séptima década de la vida y aún mentalmente lúcidos, no es difícil advertir el trágico proceso de involución política y social que ha sufrido nuestro país desde la década de los 60 hasta hoy. La Venezuela de los años 60 era un país en proceso de despegue económico, político y social.

Recién huido Marcos Pérez Jiménez, con varias maletas llenas de dólares que le permitieron vivir como un pachá en Madrid hasta que murió de viejo, pero feliz, el país entró en una etapa democrática que lo convirtió en el modelo a ser imitado por el resto de América Latina.

Centenares de miles de inmigrantes habían entrado a Venezuela: italianos, españoles, portugueses, checos, yugoeslavos, algunos rusos, todos buscando un país mejor, una oportunidad de comenzar de nuevo en un país democrático donde todo parecía nuevo.
El maravilloso impulso que esos inmigrantes le dieron a nuestro país en todos los órdenes: cultural, económico, social, todavía está por evaluarse en su justa magnitud.

De la gran conjunción de nuestro mestizaje con aquella inmigración europea surgieron bellísimas mujeres, grandes atletas, extraordinarios intelectuales, músicos, pintores y científicos. Los gobiernos venezolanos post dictadura abrieron el país a un estilo de vida profundamente democrático y civilista.
La Venezuela que emergía de la dictadura y que estaba generando un nuevo y más ilustrado mestizaje tenía problemas pero, en retrospectiva, no tengo dudas de que era un gran país. Recuerdo como en la playa, los fines de semana, nos encontrábamos con los ministros y altos funcionarios del gobierno, sin guardaespaldas, sin la parafernalia armada y hostil que acompaña a los dictadorzuelos, e intercambiábamos saludos, aún sin compartir sus tendencias políticas. Era la época de tener adversarios, .... no enemigos.

En su momento, el primer presidente de la Venezuela post Perezjimenista, Rómulo Betancourt, no tenía las simpatías de muchos venezolanos, quienes preferían a políticos mas conservadores. Y, sin embargo, Betancourt se convirtió en el gran líder de la democracia latinoamericana, al enfrentársele por igual a las dictaduras de derecha (el criminal Chapita Trujillo) y de izquierda (el carnicero cubano, Fidel Castro ). En alianza con John Kennedy, Betancourt se colocó en la vanguardia de la democracia en el hemisferio, derrotando tanto el intento de asesinato hecho por Trujillo como la invasion de mercenarios cubanos enviada por Castro. Los gabinetes de Betancourt fueron de gente preparada, honesta y decorosa: Gonzalo Barrios, Luis Beltran Prieto, Andrés German Otero, Edmundo Fernández.

Su secretario, Ricardo Montilla, mantenía las puertas de sus oficinas abiertas a los jóvenes estudiantes que iban a su despacho en búsqueda de información. El tono general de ese gobierno era de una profunda sencillez democrática. La oposición era tomada en cuenta y las conversaciones entre la gente del gobierno y la gente de la oposición eran frecuentes y parte del existente estilo democrático. Durante ese período y los que vinieron después, los de Leoni y Caldera, la tradición de respeto hacia la oposición se mantuvo y era motivo de orgullo cívico ver como nuestros gobernantes se mezclaban libremente con los ciudadanos y como se discutían los asuntos de significación nacional entre todos los venezolanos. Venezuela era una democracia ejemplar, imitada en todo el hemisferio.

La involución comenzó, de manera insidiosa, con Carlos Andrés Pérez y con Luis Herrera Campins. Durante esos períodos, a pesar de los altos ingresos petroleros, el gobierno de Venezuela pareció perder su rumbo hacia el progreso para convertirse en una organización fantasiosa con CAP y burocrática con Luis Herrera, con fuertes indicios de una seria
corrupción administrativa. Pérez tuvo mucho dinero y mucho poder. Su problema fue, como lo dijo Gonzalo Barrios , que le hizo falta 'un poco de ignorancia'. El pretendía saber más que todos de todo. Los miembros de sus gabinetes fueron reducidos a meros mirones de palo. Herrera, a título personal, no fue un corrupto, pero durante su presidencia muchos miembros de su entorno fueron muy corruptos y el país se deterioró debido a su estilo pasivo e indolente de manejar el
gobierno.

La involución se aceleró bajo Lusinchi. Los miembros de su equipo de gobierno eran muy mediocres. Su débil personalidad permitió que la corrupción llegara a muy altos niveles. RECADI permanece como una de las mayores tragedias administrativas de la Venezuela moderna. Esta involución se acentuó bajo los segundos gobiernos de Pérez y Caldera, no tanto por culpa de los miembros del gobierno sino por la estupidez de los presidentes. Pérez tuvo un grupo de ministros jóvenes, casi todos estrellas. Caldera también tuvo algunos excelentes ministros. Sin embargo, la personalidad absorbente de estos hombres ahogó todo intento de progreso en el país. Durante la segunda presidencia de Pérez se llevaron a cabo dos golpes militares, ambos sangrientos pero ineptos. Los dos fueron derrotados por el gobierno y carecieron de apoyo en la sociedad civil. El gobierno de Caldera fue laxo en el castigo a los culpables de esos golpes.

Hoy, los protagonistas de esos sangrientos golpes están en el poder.

El jefe del primer golpe, Hugo Chávez, es hoy presidente y, más que presidente, es un hombre fuerte, a la usanza de Perón en Argentina, Noriega en Panamá o Fujimori en Perú. Los cómplices de esos golpes están hoy, esencialmente, en posiciones de alto poder político.

Durante estos últimos años de continua involución política y social la calidad de los actores políticos venezolanos ha bajado de una manera estrepitosa. Por primera vez desde que escribo para la prensa, desde hace 58 años, me siento tentado a poner en blanco y negro una expresión vulgar. Cuando pienso que en los últimos cincuenta años hemos ido de Gonzalo Barrios a Nicolás Maduro, me provoca decir: coñoooo!.

¿De Luis Beltrán Prieto a Aristóbulo Isturiz?

¿De Edmundo Fernández a Roger Capella?

¿De Arnoldo Gabaldón a Ana Luisa Osorio ?

¿De Juan Pablo Pérez Alfonzo a Rafael Ramírez?

¿De Andrés Germán Otero a Nelson Merentes?

¿De Rafael Alfonzo Ravard a Héctor Ciavaldini o Alí Rodríguez?

¿De Manuel Pérez Guerrero o José Antonio Mayobre a Jorge Giordani?

¿De Mauricio García Araujo a Tobias Nóbrega? Cooooooño!

¿De José Antonio Pérez Díaz a Pedro Carreño?

¿De Haydee Castillo a Iris Varela?

¿De Leopoldo García Maldonado o Francisco de Venanzi a Trino Alcides Díaz?

¿De Domingo Alberto Rangel a Darío Vivas ? Coooooño!

¿De Rómulo Betancourt o Rafael Caldera o Raúl Leoni a Hugo Chávez?
Perdonen la expresión pero: coooooooño!

Lo que tenemos en Venezuela no es una revolución. Es una horrorosa involución, mediante la cuál vamos de un país que parecía estar en franco camino hacia el progreso, a un país que se está hundiendo en el pantano del atraso y la dictadura.

Y si José Vicente Rangél cree que se va a salvar de una comparación desfavorable, ¿Qué le parece Luis Esteban Rey? Luis E. Rey fue lo que usted nunca fue: un periodista honesto.