Diego E. Arria
Teniente Coronel Hugo Chávez Frías
Presidente de la República
Fuerte Tiuna. Caracas
Presidente Chávez
Nuevamente y por ordenes suyas tropas de asalto del INTI y de la Guardia Nacional arremetieron contra mujeres y hombres trabajadores de una finquita naranjera de mi propiedad de apenas 40 hectáreas totalmente desarrollada con ocho mil matas de naranjas y pastos de corte a donde los había trasladado después que usted personalmente hiciera asaltar y saquear La Carolina y dejara en la calle a estos trabajadores-que a pesar de no ser cubanos deberían merecer de usted una mínima consideración.
Acatando sus ordenes estas mujeres y hombres venezolanos fueron sacados a la fuerza de la finca por la Guardia Nacional y por la tropa de asalto del INTI que ustede y el mundo conoce opera bajo la dirección del Etarra Cubillos buscado por la INTERPOL como terrorista y que goza de su protección personal. Reitero lo que le dije cuando se robó La Carolina . Es usted un cobarde.
Es evidente para todos que esta nueva acción suya mas que contra mi es contra trabajadores que se resisten a ser secuestrados por su infame régimen pero que se aceleró por los informes que usted ya ha recibido de sus mandaderos en París, Ginebra, La Haya y Madrid de los alcances y repercusiones de la gira que hice recientemente a esas capitales con el propósito de denunciarlo a usted como el triple coronado olímpico en materia de violaciones a los derechos humanos ,a la libertad de expresión ,la incitación al odio y a la violencia y como creador y promotor de una política de estado de asalto y saqueo de propiedades.
Entiendo lo justificado de su inquietud y de su terror porque sus acciones lo conduciran irremediablemente a la apacible ciudad de La Haya, sede de la Corte Penal Internacional que considera el asalto, el pillaje y el saqueo como crimen de lesa humanidad cuando como en su caso se practica sistemáticamente como política de estado. Ya somos cientos de ciudadanos tanto nacionales como extranjeros abusados por usted que nos preparamos para esperarlo en La Haya. Sin dudas si tuviésemos en Venezuela instancias judiciales independientes seria mucho mas expedito su cita con la justicia.
No puedo dejar de comentarle cuanto me recordó usted al criminal de guerra Slobodan Milosevic cuando lo vi en el programa de la BBC de Londres. Y le digo porqué. Milosevic se veía empequeñecido cuando fui como testigo en su contra en La Haya y usted en el programa de televisión tal vez mas aun.
Gracias al periodista de la BBC el mundo tuvo un anticipo de como se verá usted en un escenario judicial sin la protección de sus guardias cubanos y gorilas locales escondido desde su trinchera televisiva desde donde insulta y amenaza diariamente a los venezolanos que dignamente se le oponen. Con razón el Presidente Alvaro Uribe le dijo “Sea varón”. Pero usted no ha podido serlo nunca.
Está usted muy equivocado si cree que con estas acciones suyas va a silenciarme o a detenerme en la misión que me he impuesto de desnudar ante el mundo la podredumbre de su régimen que no cabe en contenedores. Usted como prontuario ambulante en que se ha convertido para vergüenza nacional ya ha acumulado suficientes méritos para ser procesado conjuntamente con sus principales cómplices militares y civiles. Y hasta de familiares. No debe olvidar que tribunales de Colombia, España y Honduras tambien tienen especial interés en sus acciones que afectan a esos paises. De la misma manera el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la Organización Mundial contra la Tortura, la Organización Internacional del Trabajo OIT y hasta el propio Consejo de Seguridad de la ONU.
El país sabe de donde desciende usted y de donde yo. A que se ha dedicado usted durante diez años y a que me he dedicado yo. Usted asociado a las peores causas de la humanidad y yo a la promoción de la paz en varios continentes. Por eso mis denuncias tienen credibilidad.
Chávez Te Espero en La Haya
Diego E. Arria
Junio 22 de 2010
miércoles, junio 23, 2010
martes, junio 22, 2010
A Pueblos y gobiernos del mundo
A Pueblos y gobiernos del mundo
Iván Olaizola D’Alessandro
Ven a mí que tengo flor. Las flores no hieden. Barajo el truco.
Como compatriota de Bolívar, libertador de buena parte de Sur América, y miembro de este mundo globalizado quiero dirigirme a ustedes en esta hora aciaga de nuestro patria, cuando estamos atravesando la crisis política, moral, social y económica más grave de toda nuestra historia, en el entendido que de seguro han tenido noticias del hombre que hoy ostenta la primera magistratura nacional, el teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías. Trataré de narrarles, en la forma más escueta y objetiva posible, lo que ha ocurrido en el país, para que tengan una versión de la situación para contrastarla con la expresada por el ciudadano presidente en sus histriónicos, demagógicos y excesivamente largos discursos.
Les recuerdo que Venezuela, hasta 1999, venía disfrutando de más de cuarenta años de práctica democrática, con altos y bajos propios del sistema, que fueron creando una cultura democrática, ejemplo en nuestro continente que permitió lograr niveles de desarrollo aceptables. Pero como todo proceso humano, se desvía y se comenten errores y los pueblos pasan facturas a estas desviaciones y, su permanente deseo de mejorar su calidad de vida los lleva a tratar de experimentar cambios, a través de nuevos hombres. Así llegó a la presidencia el actual gobernante, militar golpista que intentó derrocar a un gobierno democrático, en dos oportunidades, donde mucha sangre de jóvenes inocentes se derramó y marcó negativamente el desarrollo sostenido que se venía gestando.
El mismo día de su ascensión al poder, el 2 de febrero de 1999, desconoció la Constitución mediante la cual había sido electo presidente, amenazó a todas aquellas organizaciones políticas que no lo acompañaran en sus planteamientos y anunció el cambio total de todas las estructuras del Estado. El país quedó en suspenso pero siguió dándole su confianza. Comenzó a dividir al país entre “los que están conmigo y los que están contra mí”. Envolvió al país en un carnaval electoral. Cambió todas las reglas de la democracia vendiendo la idea de más democracia. Hizo una Constitución a su medida. Dentro de una borrachera electoral dio inicio a la destrucción de todas las instituciones del Estado. Los poderes se fueron fundiendo en uno solo. El presidente civil se convirtió en un uniformado militar. Sus discursos se hicieron agresivos, amenazantes y burlones. Nacieron los llamados círculos bolivarianos, grupos armados de defensa de lo que se comenzó a llamar revolución. Se incentivó, desde el propio palacio presidencial, todo tipo de actividades ilícitas. Invasiones de fincas, empresas e inmuebles, agresiones a la disidencia, a los partidos políticos, a los medios de comunicación social, a la iglesia, empresas, sindicatos y universidades. Se introdujo la división social y de clases. Pobres contra ricos, negros contra blancos. El teniente coronel felón se apropió del país. Suyo era y es, el presupuesto nacional, los medios de comunicación, los órganos del Estado, las empresas, los institutos, la educación, la salud, la justicia, la Fuerza Armada, la vida misma de los venezolanos. La violación de todos los derechos humanos es política de Estado.
La “revolución pacífica” se armó. Recorre el mundo cual jefe millonario repartiendo los dineros de la Nación, comprando conciencia de pueblos y gobiernos. Imperialismo del siglo XXI. Sus amistades internacionales se orientan hacia gobiernos que están lejos de practicar la democracia. Cuba, la dictadura más antigua del mundo, se ha convertido en paradigma para el teniente coronel. Grupos narcos guerrilleros y terroristas del mundo, según versiones de buenas fuentes, han sido privilegiadas con la amistad del gobierno y supuestamente son receptores de importante ayuda para la realización de sus actividades, situación que nos ha colocado entre países de dudosa reputación.
Disentir está penado. Las libertades se reducen y su ejercicio peligroso. El uso inescrupuloso del poder, de sus recursos y el miedo hacen que todavía mantenga cierto respaldo en algunos sectores, pero el descontento crece y crece. El deterioro del país hace que la desesperación comience a tomar las calles. Sus colaboradores lo abandonan y revelan sus insanas intenciones. Algo similar ocurrió ya, lo que costó vidas inocentes. Golpe de Estado o vacío de poder. Ahora, ante la posibilidad cierta de una derrota electoral el régimen hunde el acelerador. Hay que imponer a toda costa su particular versión del comunismo.
Este sucinto recuento no es para que vengan a ayudarnos, no, sólo queremos que nos entiendan, que no aplaudan sus insensateces. Organismos internacionales han mostrado su preocupación. Al régimen lo incomoda ahora la comunidad internacional. Trata de impedir, con aviesas intenciones, toda salida democrática, constitucional, electoral y pacífica. Nos resistimos a ello, pero algo puede ocurrir. Si ocurre, Dios nos libre, hay un solo culpable. El miliar felón. No se puede aceptar un gobierno comunista en pleno siglo XXI.
Iolaizola@cantv.net
Iván Olaizola D’Alessandro
Ven a mí que tengo flor. Las flores no hieden. Barajo el truco.
Como compatriota de Bolívar, libertador de buena parte de Sur América, y miembro de este mundo globalizado quiero dirigirme a ustedes en esta hora aciaga de nuestro patria, cuando estamos atravesando la crisis política, moral, social y económica más grave de toda nuestra historia, en el entendido que de seguro han tenido noticias del hombre que hoy ostenta la primera magistratura nacional, el teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías. Trataré de narrarles, en la forma más escueta y objetiva posible, lo que ha ocurrido en el país, para que tengan una versión de la situación para contrastarla con la expresada por el ciudadano presidente en sus histriónicos, demagógicos y excesivamente largos discursos.
Les recuerdo que Venezuela, hasta 1999, venía disfrutando de más de cuarenta años de práctica democrática, con altos y bajos propios del sistema, que fueron creando una cultura democrática, ejemplo en nuestro continente que permitió lograr niveles de desarrollo aceptables. Pero como todo proceso humano, se desvía y se comenten errores y los pueblos pasan facturas a estas desviaciones y, su permanente deseo de mejorar su calidad de vida los lleva a tratar de experimentar cambios, a través de nuevos hombres. Así llegó a la presidencia el actual gobernante, militar golpista que intentó derrocar a un gobierno democrático, en dos oportunidades, donde mucha sangre de jóvenes inocentes se derramó y marcó negativamente el desarrollo sostenido que se venía gestando.
El mismo día de su ascensión al poder, el 2 de febrero de 1999, desconoció la Constitución mediante la cual había sido electo presidente, amenazó a todas aquellas organizaciones políticas que no lo acompañaran en sus planteamientos y anunció el cambio total de todas las estructuras del Estado. El país quedó en suspenso pero siguió dándole su confianza. Comenzó a dividir al país entre “los que están conmigo y los que están contra mí”. Envolvió al país en un carnaval electoral. Cambió todas las reglas de la democracia vendiendo la idea de más democracia. Hizo una Constitución a su medida. Dentro de una borrachera electoral dio inicio a la destrucción de todas las instituciones del Estado. Los poderes se fueron fundiendo en uno solo. El presidente civil se convirtió en un uniformado militar. Sus discursos se hicieron agresivos, amenazantes y burlones. Nacieron los llamados círculos bolivarianos, grupos armados de defensa de lo que se comenzó a llamar revolución. Se incentivó, desde el propio palacio presidencial, todo tipo de actividades ilícitas. Invasiones de fincas, empresas e inmuebles, agresiones a la disidencia, a los partidos políticos, a los medios de comunicación social, a la iglesia, empresas, sindicatos y universidades. Se introdujo la división social y de clases. Pobres contra ricos, negros contra blancos. El teniente coronel felón se apropió del país. Suyo era y es, el presupuesto nacional, los medios de comunicación, los órganos del Estado, las empresas, los institutos, la educación, la salud, la justicia, la Fuerza Armada, la vida misma de los venezolanos. La violación de todos los derechos humanos es política de Estado.
La “revolución pacífica” se armó. Recorre el mundo cual jefe millonario repartiendo los dineros de la Nación, comprando conciencia de pueblos y gobiernos. Imperialismo del siglo XXI. Sus amistades internacionales se orientan hacia gobiernos que están lejos de practicar la democracia. Cuba, la dictadura más antigua del mundo, se ha convertido en paradigma para el teniente coronel. Grupos narcos guerrilleros y terroristas del mundo, según versiones de buenas fuentes, han sido privilegiadas con la amistad del gobierno y supuestamente son receptores de importante ayuda para la realización de sus actividades, situación que nos ha colocado entre países de dudosa reputación.
Disentir está penado. Las libertades se reducen y su ejercicio peligroso. El uso inescrupuloso del poder, de sus recursos y el miedo hacen que todavía mantenga cierto respaldo en algunos sectores, pero el descontento crece y crece. El deterioro del país hace que la desesperación comience a tomar las calles. Sus colaboradores lo abandonan y revelan sus insanas intenciones. Algo similar ocurrió ya, lo que costó vidas inocentes. Golpe de Estado o vacío de poder. Ahora, ante la posibilidad cierta de una derrota electoral el régimen hunde el acelerador. Hay que imponer a toda costa su particular versión del comunismo.
Este sucinto recuento no es para que vengan a ayudarnos, no, sólo queremos que nos entiendan, que no aplaudan sus insensateces. Organismos internacionales han mostrado su preocupación. Al régimen lo incomoda ahora la comunidad internacional. Trata de impedir, con aviesas intenciones, toda salida democrática, constitucional, electoral y pacífica. Nos resistimos a ello, pero algo puede ocurrir. Si ocurre, Dios nos libre, hay un solo culpable. El miliar felón. No se puede aceptar un gobierno comunista en pleno siglo XXI.
Iolaizola@cantv.net
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