Por Jose Ignacio Guedez Yepez
Ya el problema de Chávez dejó de ser político para convertirse definitivamente en un tema social que toca, en mayor o menor medida, a todos y cada uno de los ciudadanos del país.
Embriagado con todo el poder político que ilegítimamente obtuvo el año pasado, en este dos mil cinco Chávez pretenderá confiscar ahora los espacios sociales, atentando en contra de derechos tan fundamentales como lo son la libertad de expresión, la propiedad privada, la autonomía universitaria, la imparcialidad judicial y la patria potestad, entre otros.
Todo esto en medio de su afán o delirio político de exportar la revolución y confrontar a los Estados Unidos, lo cual necesariamente lo obligará a delegar en sus seguidores, muchas de las tareas necesarias para consolidar internamente el proceso.
Por lo tanto, cabe preguntarse si este régimen podrá dar las luchas sociales que se avecinan, en manos de seudo-caudillos, mientras el jefe insiste en convertirse en una amenaza mundial.
O mejor aún, cabe preguntarse si este pueblo soportará pacíficamente que le arrebaten sus derechos más fundamentales. Ya Chávez vivió en carne propia un escenario similar, cuando luego de haber derrotado electoralmente a la oposición en todos los aspectos y con todo el poder concentrado a su servicio; trató por primera vez de echarle mano a la educación privada con el decreto 1011, desatando así una respuesta social que culminó con su salida del poder el 11 de abril.
Fue justamente esa agenda social de esta revolución la que originó un movimiento opositor, hasta cierto punto espontáneo, sin precedentes.
No nos cabe duda que ahora, a pesar de las derrotas sufridas, esta repotenciada intención del régimen de confiscar los espacios sociales, generará una respuesta similar capaz de traducirse en un liderazgo legitimado que esperamos pueda enfrentar con éxito al caudillo.
No podemos dejar de reconocer que, a pesar de las derrotas políticas sufridas, esta revolución comunista, muy a su pesar, ha avanzado muy poco en el terreno social; y esto se ha debido sin duda a las heroicas luchas libradas por la sociedad civil desde hace ya cuatro años.
Ahora con más razón debemos defendernos, entendiendo de una vez por todas que no existe un espacio ajeno a las consecuencias de este supuesto nuevo soci alismo que nos tratan de imponer a la fuerza y que además contradice el espíritu y la letra constitucional creada por este mismo gobierno y aprobada por el pueblo en 1999.
Mientras tanto el régimen debe enfrentar su mayor problema que no es otro que el del recurso humano necesario para delegar tamaños objetivos.
El Chávez de ahora es un personaje internacional que dispondrá de poco tiempo para atender asuntos internos. Sin embargo, no existe en el régimen un liderazgo intermedio capaz de darle tranquilidad y mucho de garantizarle la armonía interna que todo caudillo aspira.
Ratificamos nuestro criterio de que este año es un año de lucha social en el cual debemos reagruparnos para defender nuestros derechos fundamentales, nuestro estilo de vida y nuestro legado histórico.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.