El río desbordado de la intolerancia, el odio y la ignorancia volverá a su madre forzado por las leyes de convivencia social y los elevados valores del espíritu. Los médicos tenemos que reclamar para nosotros y la sociedad, lo que por ley y costumbre ha sido nuestro y volver sin imposiciones ni manipulaciones a nuestra querencia. Han desvirtuado nuestra función, ya no somos independientes en la relación con nuestros pacientes; imposiciones de toda laya nos constriñen: la tecnología, la industria farmacéutica, las aseguradoras y ahora un régimen mostrenco y autoritario que de la cartilla sabe sólo la mitad.
¨O estás conmigo o estás contra mi¨ vocifera el gran destructor. Por convicción los menos, por oportunismo los más y ¨por qué más dᨠmuchos otros, hemos abdicado a la herencia y compromiso de nuestros mayores, a la responsabilidad ante la patria y ante nuestra propia dignidad. Muchos se han ido –no les criticamos, sus razones tendrán-, otros sentimos que no podemos dejarles ¨esto¨ a la generación que ha de reemplazarnos y en lucha desigual apostamos por el triunfo…
¿Cómo es posible el encabezamiento de una noticia de prensa que rece: ¨Sólo médicos cubanos trabajan en la Misión José Gregorio Hernández¨? ¿Lo hubiera permitido el epónimo?, figura procera, heraldo de buenas nuevas y transformaciones que fue para la medicina nostra, fundador de las cátedras experimentales de fisiología, histología y microbiología que elevaron nuestro arte desde 1891, allí en el propio Hospital Vargas de Caracas hoy en la más abyecta ruina. En medio de tanta miseria, el empleo político de su nombre, no otra cosa que un insulto a su memoria, hiere el alma del que fuera su hospital, pues los hospitales, como los hombres, también tienen alma…
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