jueves, mayo 19, 2005

El desastre de Pdvsa

Por Manuel Malaver

Si la caída alarmante de la producción petrolera venezolana está conmocionando al país, no es sólo porque se trata de la industria responsable de aportar el 70 por ciento de las divisas que ingresan al torrente de la economía, sino también porque involucra a una empresa estatal, Pdvsa, que fue desde su fundación el buque insignia del desarrollo nacional.

Quiere decir que cualquier daño a la industria y a Pdvsa, ya sea que se refiera a rezagos en la adquisición de tecnología de punta, cese de la política de inversiones, comprometimiento de la autonomía financiera, caída en los niveles gerenciales y pérdida de mercados, afecta al corazón del total de la economía, paralizándola y haciéndola retroceder a los tiempos en que Venezuela era un país agrícola y pastoril, mercantilista e importador y de escasa presencia en los mercados mundiales.

Que fueron exactamente los fantasmas exorcizados durante los últimos 70 años, cuando los venezolanos conscientes de que el petróleo ofrecía una oportunidad de oro para salir de los males que casi hacen desaparecer al país en la segunda mitad del siglo antepasado, emprendieron el esfuerzo sostenido que nos actualizó con el siglo XX y un futuro promisorio.

En ese empeño, en ese colosal empeño, la industria petrolera, fuera que estuviera en manos de empresas extranjeras o del Estado venezolano, cumplió un rol creciente, fundamental e insustituible.

Cuan conscientes estaban los venezolanos en constituir a la industria petrolera en el motor de la economía, puede percibirse en el hecho de que, una vez estatizada la industria y creada Pdvsa a comienzos de la década de los 70, se tomaron todas las previsiones para que la nueva empresa aumentara su rentabilidad, exponenciara su eficiencia, contara con los mejores recursos humanos, tuviera autonomía financiera, accediera a los mercados mundiales y se enfrentara a las compañías del ramo de los países consumidores y productores que pasaban a ser sus competidores.

Demás está decir que lo logró y Petróleos de Venezuela pasó a ser la estatal petrolera mejor administrada y rentable del mundo, con un primer lugar en el ranking de las empresas petroleras más exitosas de América y el quinto entre las mundiales.

¿Cuál fue la clave del éxito? Pues que como escribe el gerente y experto petrolero Alberto Quirós Corradi, en el artículo ³Pdvsa no funciona² publicado en El Nacional del domingo: ³Pdvsa se consideró como empresa estatal, pero bajo un régimen de funcionamiento de empresa privada.

Sus objetivos eran producir petróleo y productos refinados lo más eficientemente posible; comercializar estos productos a los mejores precios y establecer presencia en los mercados de hidrocarburos más eficientes del mundo...² .

Y para ello fue indispensable ³la adopción de sistemas profesionales de evaluación de personal, de administración de salarios y planificación de carreras². O sea, todo lo que se llamó ³el sistema meritocrático, de formación de técnicos y gerentes en las distintas áreas del negocio petrolero².

Políticas y directrices que empiezan a ser desechadas cuando el gobierno de Hugo Chávez proclama que ³la meritocracia² es un invento de la oligarquía, del neoliberalismo salvaje y del imperialismo y que bajo su gobierno Pdvsa será del pueblo y no de sus gerentes, técnicos, expertos y trabajadores.

Y al rescoldo de esta política torpe y criminal se persigue al personal calificado de Pdvsa y se aprovecha el paro petrolero de diciembre del 2002 para excluir de sus filas 20 mil trabajadores no afectos a Chávez que son sustituidos por militantes del partido oficial y revolucionarios ³patria o muerte².

En realidad lo que está muriendo es la patria donde la industria petrolera era rentable, y se contaba con aquella Pdvsa calificada por agencias de avalúo de gestión independientes como la empresa estatal petrolera mejor administrada del mundo y quinta empresa petrolera en el ranking mundial.

Queda apenas un cascarón vacío donde cursan gigantescas corruptelas, una caída en picada de la producción, cero inversión, pérdida de la autonomía financiera, desplazamiento del personal calificado por políticos y hombres de partido y alejamiento de sus mercados naturales porque y que ³la revolución lo impone².

O sea, un barco a la deriva que sobrevive por los providencialmente altos precios del petróleo ¿pero hasta cuándo?

Queda apenas un cascarón vacío donde cursan gigantescas corruptelas, una caída en picada de la producción, cero inversión, pérdida de la autonomía financiera...

Manuel Malaver

martes, mayo 17, 2005

La Complejidad del Terrorismo que nos Amenza

por Alberto Rodríguez Barrera-

Cuando uno cae en cuenta de que la destrucción de un sistema nacional de electricidad implica la puesta fuera de servicio de los sistemas de semáforos, agua, cañerías, comunicaciones y finanzas, no resulta tan rebuscada la toma de conciencia en cuanto a que nuestras sociedades están muy abiertas para los blancos terroristas.
Somos presa fácil debido a dos tendencias clave: la creciente capacidad tecnológica de grupos pequeños e individuos para destruir cosas y gente y la creciente vulnerabilidad de los sistemas económico y tecnológico para los ataques cuidadosamente preparados


Se ha dedicado considerable tiempo a la primera de estas tendencias, pero poco a la segunda, y se ignora virtualmente su efecto combinado. Juntas, las dos tendencias facilitan un nuevo y siniestro tipo de violencia masiva, un “terrorismo complejo” que –después del 11 de septiembre de 2001- amenaza a las sociedades modernas y altamente tecnológicas de las naciones más desarrolladas del mundo.

Más allá de la posibilidad de ataques nucleares o biológicos que pueden matar a decenas de miles de personas con una sola acción, no se pueden obviar las posibles y más letales desgarres que podrían resultar de una más astuta explotación terrorista de las nuevas y crecientes complejidades de las sociedades.

ARMAS DE DESTRUCCION MASIVA

El sostenido incremento de la capacidad destructiva de pequeños grupos e individuos es impulsada mayormente por tres avances tecnológicos: armas más poderosas, el dramático progreso en procesamiento de comunicaciones e información, y las más abundantes oportunidades para desviar tecnología no armamentista hacia fines destructivos.

En materia de avances en armas tecnológicas, en el siglo pasado los progresos en ingeniería de materiales, química de explosivos, y electrónica de miniaturización han generado un sostenido mejoramiento en las características de todas las armas claves, incluyendo efectividad, poder destructivo, alcance, facilidad portátil, rudeza, facilidad de uso y costos menores. Los mejoramientos en armas livianas son particularmente relevantes en cuanto a las tendencias en terrorismo y violencia por parte de grupos pequeños, donde los dispositivos de elección incluyen lanzadores de granadas cohete-propulsados, ametralladoras, morteros livianos, minas y rifles de asalto baratos como el afamado AK-47. Los efectos de mejoramiento en estas armas se notan particularmente en los países en desarrollo. Hace unas décadas, una pequeña banda de terroristas o insurgentes que atacaban un pueblo rural utilizaba rifles que tomaban precioso tiempo para recargar. Hoy, los baratos rifles de asalto multiplican las bajas resultantes de tales ataques. A medida que el cambio tecnológico facilita matar, las sociedades se encierran en perpetuos ciclos de ataques y contrataques que imposibilitan cualquier desarrollo político y económico normal.

Mientras tanto, las nuevas tecnología de comunicaciones –desde teléfonos satelitales hasta Internet- permiten a los grupos violentos recoger recursos y coordinar actividades alrededor del planeta. Las organizaciones terroristas transnacionales pueden usar a Internet para compartir información sobre armas y tácticas de reclutamiento, hacer subrepticias transferencias de fondos por los fronteras y planificar ataques. Estas nuevas tecnologías también pueden mejorar dramáticamente el alcance y poder de viejos procedimientos, como el antiguo sistema “hawala” de mover dinero entre países (utilizado en medioriente y Asia); el sistema, que depende de corredores de bolsa unificados por bases de clanes en redes de confianza, se ha vuelto más rápido y más efectivo a través del uso de Internet.

Las tecnologías de procesamiento de información también han impulsado el poder de los terroristas (y afines) permitiéndoles esconder o encriptar sus mensajes. Hoy el poder de una laptop moderna es comparable al poder computacional existente en todo el Departamento de Defensa de Estados Unidos a mitades de los 1960s. Los terroristas pueden utilizar este poder para manejar ampliamente el disponible software de punta para encriptar. A veces menos avanzadas tecnologías de computadora son igualmente efectivas. Por ejemplo, una persona puede utilizar un método llamado estenografía (“escritura oculta”) para encubrir mensajes en fotografías digitales o clips musicales. Publicados en websites públicos disponibles, las fotos o clips son bajados por colaboradores como sea necesario. (Esta técnica fue utilizada por terroristas que planeaban volar la embajada estadounidense en París.) En conteo reciente, 140 herramientas de estenografía listas para usar estaban disponibles en Internet. Muchas de las tecnologías no puestas a la venta –como radios “espectro-de-despliegue” que realengamente cambian su transmisión y señales receptores- permite a los terroristas oscurecer sus mensajes para hacerlos invisibles.

La Web también provee de acceso a información crítica. Los terroristas del 11 de septiembre pudieron encontrar ahí los detalles que necesitaban sobre los planos de piso y las características de diseño del World Trade Center y sobre lo que los expertos en demolición utilizan para colapsos progresivos (para destruir edificios grandes). La Web también coloca a disposición juegos de instrucciones –o “ingenio técnico”- necesarios para combinar materiales disponibles de maneras destructivas. Prácticamente cualquier cosa que quiera un extremista saber sobre secuestros, hacer bombas y asesinato está ahora disponible en línea. Un ejemplo: es posible convertir materiales de todos los días en dispositivos potencialmente destructivos. Una rápida búsqueda en la Web revela docenas de sitios con instrucción sobre cómo se hace…

Finalmente, las sociedades modernas de alta tecnología están llenas de dispositivos supercargados empaquetados con energía, combustibles y venenos, dándole a los terroristas amplias oportunidades para desviar tales tecnologías no armamentistas para fines destructivos. Para causar daño horrendo, todo lo que tienen que hacer los terroristas es dilucidar cómo liberar este poder y dejarlo correr o, como hicieron el 11 de septiembre, tomar control de este poder y redirigirlo. Sin duda, los asaltos sobre Nueva York y el Pentágono no fueron asuntos de baja tecnología, como se afirma a menudo. Cierto, los terroristas utilizaron simples cortadores de caja para secuestrar los aviones, pero esa navajas no eran más que las “llaves” que les permitieron a los terroristas convertir un medio de transporte de alta tecnología en un arma de destrucción masiva de alta tecnología. Una vez que los secuestradores usaron estas llaves para acceder y activar su arma, fueron capaces de lanzar un kilotón de poder explosivo con eficacia mortal.

ARROGANCIA DE ALTA TECNOLOGIA

La vulnerabilidad de las naciones avanzadas proviene no sólo de la mayor capacidad destructiva de los terroristas, sino también de la incrementada vulnerabilidad de los sistemas económicos y tecnológicos occidentales. Esta vulnerabilidad adicional es producto de dos desarrollos sociales y tecnológicos fundamentales: primero, la creciente complejidad e interconectividad de las sociedades modernas; y segundo, la creciente concentración geográfica de la riqueza, del capital humano, del conocimiento y de los nexos de comunicación.

Considérese el primero de estos desarrollos. Todas las sociedades humanas integran una multitud de sistemas tecnológicos y sociales. Podemos pensar en estos sistemas como redes, eso es: juegos de nódulos y nexos entre esos nódulos. La economía estadounidense consiste de numerosos nódulos, incluyendo corporaciones, fábricas y centros urbanos; y también consiste de nexos entre nódulos, como autopistas, líneas ferrocarrileras, rejillas eléctricas y cables de fibra óptica. A medida que las sociedades se modernizan y hacen más ricas, sus redes se vuelven más complejas e interconectadas. El número de nódulos crece, así como la densidad de nexos entre nódulos y la velocidad en que materiales, energía e información son empujadas por estos nexos. Más aún, los nódulos mismos se vuelven más complejos a medida en que la gente que los crea, opera y administra luchan por un mejor rendimiento.

Las redes complejas e interconectadas tienen características que hacen que su comportamiento sea inestable e impredecible. En particular, tienen rizos de retroalimentación que producen ciclos viciosos (si cae la bolsa de valores, la venta baja los precios, se genera más venta). Las redes también pueden estar cercanamente acopladas, lo que quiere decir que los nexos entre nódulos son cortos, haciendo más posible que los problemas con un nódulo se riegue a otros. Cuando los autos van muy pegados a altas velocidades en la autopista, crean un muy cerrado sistema de acoplamiento: un error de un conductor, o un shock súbito viniendo de fuera del sistema, como un venado cruzando la carretera, puede causar una reacción en cadena de autos amontonándose. Tales efectos se han visto en sistemas eléctricos, de teléfonos, de tráfico aéreo, cuando una falla en una parte produce una cascada de otras. Finalmente, en parte por retroalimentación y acoplamiento cerrado, las redes exhiben a menudo un comportamiento no lineal, implicando que un pequeño shock o perturbación de la red produce una interrupción ampliamente desproporcionada.

Los terroristas y otros individuos maliciosos pueden magnificar su propio poder interruptor explotando estas características de las redes, y deben ser listos para explotarlas. Deben atacar los nódulos correctos en las redes correctas. Si no lo hacen, el daño permanecerá aislado y el total de la red se adaptará. Mucho depende del nivel de redundancia de la red, eso es: en el grado en que las funciones del nódulo dañadas puedan ser descargadas hacia nódulos no dañados. A medida que los terroristas lleguen a reconocer la importancia de la redundancia, su habilidad para inhabilitar redes complejas mejorará. Una primera regla del terrorismo es: encuentre las partes no redundantes del sistema y sabotéenlas de acuerdo a sus propósitos. “La ciencia de la complejidad espera a un Maquiavelo o Clausewitz para clarificar el total alcance de las posibilidades”, dijo el teórico de política y tecnología Langdon Winner.

El alcance de posibles ataques terroristas se ha expandido debido a una segunda fuente de vulnerabilidad organizacional en la economía moderna: la alta concentración de bienes de alto valor en locaciones geográficas pequeñas. Las sociedades avanzadas concentran cosas valiosas y gente para poder lograr economías de escala. Las compañías en industria de capital intenso pueden generalmente reducir el costo por unidad de sus bienes construyendo facilidades de producción más grandes. Más aún, colocando equipos costosos y gente altamente hábil en una sola locación provee acceso más fácil, más eficiencias, y sinergias que constituyen una importante fuente de riqueza. Por eso se construyó el World Trade Center.

Al hacerlo, sin embargo, se crean también blancos extraordinariamente atractivos para los terroristas, quienes comprenden que pueden hacer inmenso daño con un solo golpe. El 11 de septiembre, un edificio que llevó 10 años construir cayó en 90 minutos, desbaratando 10 millones de pies cuadrados de oficinas a un costo de por lo menos $30 billones.

Pese al horroroso daño en infraestructura y a la economía de Nueva York, no hubo fallas catastróficas en las redes de finanzas, economía o comunicación. Al menos no fue tan crítico como pensó mucha gente (incluyendo los terroristas). Muchas de las firmas financieras destruidas tenían planes de contingencia y locales alternos y remotos para data, información y equipos de computación. Debido a esta planificación proactiva –y la redundancia de redes que produjo- hubo poca interrupción del sistema financiero estadounidense.

Pero cuando dentro de algunos años se mire hacia atrás, se reconocerá que los ataques tuvieron un efecto crítico en otro tipo de red creada entre la gente: la red psicológica, ajustada, acoplada, inestable y altamente no lineal. Todos somos nódulos en esta red particular, y los nexos consisten de conexiones en Internet, señales satelitales, cables de fibra óptica, radios de la palabra y noticias televisivas de 24 horas.

La gente entonces se quedó frente a sus televisores por horas sin fin; vieron y revieron los horribles videos en el website de CNN; los teléfonos chequeaban amigos y familiares; y se enviaron millones de millones de emails, tantos, de hecho, que Internet estuvo super-lenta durante días. El flujo era de emoción pura, ira, lamentos, horror, incredulidad, temor y odio; una inmensa y reverberante red neural, un megáfono gigante amplificando el impacto emocional del terrorismo.

Para maximizar este impacto, los perpetradores del terrorismo complejo efectuarán sus ataques audazmente, inesperadamente, utilizando métodos inimaginablemente crueles, creando la impresión de que cualquier cosa es posible, magnificando más el miedo. Desde este punto de vista, fue un blanco ideal porque las Torres Gemelas eran un icono de la magnificencia y audacia del capitalismo americano.

Desafortunadamente, esta respuesta emocional ha tenido inmensas consecuencias en el mundo real. La gente compra menos, ahorra más, cae la inversión corporativa, el crecimiento económico se hace lento. Los terroristas pudieron haber obtenido un impacto económico mucho más grande de lo que soñaron.

LOS NEXOS MAS DEBILES

El terrorismo complejo funciona como el jujitsu: redirige las energías de nuestras intrincadas sociedades en contra de nosotros. Una vez que la lógica básica del terrorismo complejo es entendida (y parece que el 11 de septiembre comenzaron a hacerlo), pueden identificarse rápidamente docenas de maneras relativamente simples para colocar a las sociedades modernas y de alta tecnología de rodillas.

¿Cómo procedería el Clausewitz del terrorismo? Escogería las complicadas redes críticas de las cuales dependen las sociedades modernas. Incluirían redes para producir y distribuir energía, información, agua, y comida; autopistas, aeropuertos y lo implícito en transporte; y el sistema de salud. De estas, la vulnerabilidad del sistema de comida es particularmente alarmante (pequeñas cantidades de contaminantes abarcarían mucho del sistema). Pero prestarían mayor atención a las redes de energía e información.

El sistema de energía está repleto de nódulos de alto valor, como refinerías, subestaciones eléctricas, etc. Esta red está muy acoplada. Es también un sistema que provee de incontables oportunidades para transformar tecnología benigna hacia fines destructivos (gas, desechos radioactivos, plantas químicas…).

La red de comunicación es igualmente susceptible de ataques terroristas. Internet tiene impresionantes vulnerabilidades. Una de las más significativas es el sistema de computadoras –llamado “routers” o “servidores de rutas”- que dirigen el tráfico alrededor de la Red. Los routers representan nódulos críticos en la red y dependen de cada cual para los detalles sobre dónde enviar paquetes de información.

Un error de software en un router, o su maliciosa reprogramación por un hacker, puede llevar a errores a través de toda la Internet. Los hackers pueden también explotar el software par-a-par (como la herramienta de transferencia Gnutella) para distribuir por toda Internet millones de virus “sleeper” programados para atacar máquinas específicas o la red misma en una fecha predeterminada.

El gobierno estadounidense está consciente de muchas de estas amenazas y de la vulnerabilidad específica de las redes complejas, especialmente las redes de información. (Y de esto sabe y habla Condoleeza Rice en casa y por el mundo, ya que la economía americana es un sistema de sistemas altamente interdependiente, con componentes físicos y cibernéticos, donde la seguridad –en un mundo conectado- es considerada una responsabilidad compartida.)

PREPARANDOSE PARA LO DESCONOCIDO

Los terroristas pueden hacer conexiones entre los componentes de sistemas complejos que pocos anticipan. El terrorismo complejo es particularmente efectivo si su meta no tiene un fin estratégico o político específico, sino simplemente la creación de temor, pánico e interrupción económica. Este objetivo más general otorga a los terroristas una inexorable capacidad para la violencia. Esta tendencia surge de las profundas fuerzas tecnológicas que no pueden ser detenidas sin producir grandes interrupciones en otras partes de las economías y sociedades. La defensa es liberar los acoplamientos en las redes económicas y tecnológicas, construyendo en estas redes varias capacidades de amortiguación, introduciendo “rompe-circuitos” que interrumpen peligrosas retroalimentaciones, y dispersando bienes de alto valor para que estén menos concentrados y no sean blancos tan atractivos.

Las prescripciones significarán diferentes cosas para diferentes redes. Los rompe-circuitos serán particularmente útiles en situaciones donde el comportamiento masivo y el pánico puedan salirse de control. Ni hablar del papel fundamental que los medios de comunicación tienen para retener el control de contenidos sin entregar la libertad de expresión. Pero si los ataques terroristas continúan, los costos de seguros podrían ser insoportables, las fuerzas económicas probablemente alentarán la dispersión de bienes de alto valor, generando costos substanciales, perdiéndose economías de escala y oportunidades de sinergia.

Hay que enfrentar nuevas circunstancias. Las políticas pasadas son inadecuadas. Las ventajas han girado hacia los terroristas. Nuestra creciente vulnerabilidad nos centra en una aversión al riesgo, mientras los terroristas se vuelven más poderosos y más apalancados ante el riesgo de morir, con una definitiva intención de dañarnos. Su capacidad para explotar ese apalancamiento depende de su habilidad para comprender los sistemas complejos de los cuales dependemos críticamente. Nuestra capacidad para defendernos depende de la misma comprensión.

Fuente: Thomas Homer-Dixon, autor de “Thr Ingrnuity Gap: How Can We Solve the Problems of the Future?”, profesor de ciencias políticas y director del Centro para el Estudio de la Paz y el Conflicto, Universidad de Toronto

Guerra o Genocidio? Para que nos Preparamos?

Por: Alberto Rodriguez Barrera

Muchos líderes, mundiales y locales, son rápidos para condenar las matanzas masivas pero lentos para tratar de detenerlas. A estas alturas del partido, el genocidio es un hábito que la humanidad puede eliminar, y es posible enseñarle al mundo cómo. La indiferencia con el genocidio es el criterio de prueba final para la “realpolitik”.

“No es nuestro problema”, dicen los realistas, agregando que la larga historia de masacres de la humanidad demuestra la futilidad de tratar de detenerlas. Las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenan las masacres, pero sus miembros se han acostumbrado sólo a pedir perdón después que se suceden, no a realizar acciones preventivas.
Eso se llama falla moral. Reportamos que hay que intervenir en áreas problemáticas antes de que se conviertan en el “próximo” holocausto.
La comunidad internacional no es una abstracción, debe ser una fuerza poderosa a ser movilizada por el bien común. Y el caso para la acción depende tanto de los intereses nacionales como de los ideales humanitarios.
Gente matando gente – hasta masivamente- es algo tan viejo como la humanidad. Y ha sido después del final de la Guerra Fría que hemos adquirido la capacidad para hacer algo al respecto, aunque no veamos mucha reacción internacional o consciencia sobre el sufrimiento de otros.
Lo hemos hecho muy bien con la globalización de nuestros vicios: enfermedades, terrorismo, crimen, narcóticos, explotación de las mujeres en prostitución y de los niños en trabajo forzado, y demás. Pero la globalización de nuestras virtudes –gobiernos competentes y respuesta efectiva a las crisis cuando surgen en vez de después de que pasan- brillan por su ausencia.

¿Qué pasa con el cultivo humano de los asesinatos? Una escuela de pensamiento acentúa los odios ancestrales étnicos y afirma que debido a que la cultura casi que es genéticamente determinada, matarse está en los genes culturales de la sociedad. Otros dicen que eso es pura porquería y que está en las cosas materiales como el control sobre la tierra, agua, y los recursos. Y hay un tercer segmento que culpa a la política: políticos irresponsables que saben cómo combinar prejuicios y odios étnicos ancestrales con ansiedades colectivas sobre la escasez de recursos.
La combustión espontánea no es realmente una manera apropiada de pensar sobre el surgimiento de la violencia masiva. Sean cuales sean los otros ingredientes, a pesar de lo mucho acumulado en males anteriores, lo que importa es la traducción de esos ingredientes y los males en compulsiones para actuar de manera incivilizada.

CRISIS Y ACTORES

Hay dos clases principales de causas para reconocer los diferentes tipos de crisis humanitarias: la codicia del poder político, así como el beneficio económico, y los males basados no necesariamente en la privación absoluta sino en la privación relativa y la discriminación por virtud de la membresía en un grupo particular. A veces las dos se sobreponen.

Pero algo es siempre necesario para activar las corrientes y tensiones existentes bajo la superficie. Y casi invariablemente ese algo es personal y relacionado a los individuos y al liderazgo político que proveen. Lo que traduce la codicia y el mal en catástrofe es –como lo hemos visto una y otra vez- la emergencia de gente en escena que son lo suficientemente inmorales para encender la chispa y jugar con el mal o llevar la temática a dimensiones que van más allá de cualquier límite racional.

Nunca es un ejercicio superficial o inútil intentar y comprender las causas de cualquier conflicto dado. No se trata de simples tipologías. Hay conflictos que tienen profundas dimensiones estructurales, y aquellos que carecen de dimensiones visibles de ese tipo y sólo causas aproximadas.

No estamos condenados a responder de una manera totalmente arbitraria y ad hoc sin la creación de arreglos institucionales para anticipar y tratar inteligentemente con estas situaciones, de forma civilizada, a medida que surjan.

Hay que apasionarse por las estructuras porque es posible trabajar en estos problemas de manera mucho más sistemática que lo hecho en el pasado: sólo esperar que las cosas exploten en nuestra cara. Son posibles las estructuras preventivas.

Una vez que la crisis está en marcha debemos saber qué hacer y cómo prevenir, más aún después de que hay evidencia significativa de que en una región, país o área geográfica hay gente a punto o siendo asesinada por otra gente y por razones políticas, materiales, militares, criminales, históricas, o étnicas.

Y también debemos saber que la comunidad internacional debería estar preparada para intervenir –militarmente de ser necesario- de manera muy directa. Es mucho más preferible que ocurra la intervención del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en cumplimiento con los términos de la Carta de las Naciones Unidas o de los recursos de las organizaciones regionales que trabajan bajo la directa autoridad de las Naciones Unidas, especialmente cuando se trata de una crisis humanitaria con violaciones de los derechos humanos, asesinatos y demás.
La realidad básica de la comunidad internacional es que hay dos grupos discutiendo.

Un grupo está a favor de la legitimidad de que uno o más países intervengan en otro una vez que haya evidentes violaciones de los derechos humanos y haya capacidad de hacer algo al respecto. La otra mitad de la comunidad internacional favorece la primacía de la soberanía y está extremadamente en contra de contemplar la legitimidad de países interviniendo en cualquier circunstancia fuera de la Carta de las Naciones Unidas.

Debemos contemplar este debate estéril y re-pensar los puntos básicos. No se trata realmente del derecho de alguien para intervenir en los asuntos internos de otro. Se trata de la responsabilidad u obligación de proteger a aquellos que van a ser, o ya están siendo, víctimas de abusos de derechos humanos, incluyendo la violación de su derecho a la vida.

La comunidad internacional esta integrada por un elenco capaz de influir para bien e incluye gobiernos, organizaciones no gubernamentales, organizaciones multilaterales; un elenco que va cambiando con la obra, concéntrico: los miembros del Consejo de Seguridad, que determinan un repertorio de respuestas disponibles, y otros muchos actores activos.

CIUDADANIA

La buena ciudadanía internacional no es un asunto de caridad. Es un asunto de duro interés nacional: el interés de un país en ser o estar visto como un buen ciudadano internacional es un interés nacional tan importante como las dos metas de interés nacional tradicional en que siempre pensamos: seguridad y economía. Hablamos aquí de toda una serie de problemas que están más allá de la capacidad de cualquier país de resolver por sí mismo, no importa cuán rico o poderoso pueda ser el país (ejemplo clásico es Estados Unidos).

Lo que es cierto es que cada país puede beneficiarse mucho más con la búsqueda de cooperación. No se beneficiará en cada cosa, porque hay cosas que le importan mucho más a uno que a otro. Pero estar cooperativamente preparado para tomar las cosas en serio y trabajar para establecer consenso sobre ellas implica estar en la posibilidad de beneficio cuando se trata de la cosa de nuestro interés, nuestra prioridad. Así es que de manera directa e inmediata, los países tienen interés en ser buenos ciudadanos internacionales.

El segundo elemento de este concepto es la apariencia de ser un buen ciudadano internacional. Los intereses nacionales egoístas no siempre deben ser puestos de primero. Un buen ciudadano internacional no es equivalente a las buenas obras de un boyscout. Lo que hay que hacer es trasladar el tipo de valores queridos por aquellos de nosotros que podríamos ser boyscouts de corazón para convertirlos en un vocabulario de discurso político concreto. El lenguaje del interés nacional se ha convertido en alma y corazón de la respuesta al concepto de una más grande responsabilidad internacional.

No todo puede fundamentarse en el interés nacional y hay que señalar cuando alguien se está beneficiando de este tipo de actividad. Por ejemplo: no se puede vetar a la Corte Criminal Internacional abriendo un brecha entre lo que se está pidiendo a otros que haga y lo que se está haciendo en casa.

El trabajo de colaboración internacional quiere decir a menudo la coordinación de intereses nacionales de maneras complejas. Los países deben acordar la división del trabajo, quién hace qué, y cómo colaborar.
Ese proceso es a veces complicado por consideraciones políticas locales. Cuando se van llenando las calles de soldados, se suceden todo tipo de posibilidades no previstas; agréguese a esto unas milicias improvisadas y el caldo se complica.

En un mundo ideal, unas fuerzas policiales bien armadas –en vez de las fuerzas militares- pueden proveer en mucho la respuesta correcta. Cuando se hace lo que se quiere por vía de la fuerza masiva, diciéndole al mundo que no es cosa suya y que no se meta, el asunto se vuelve una caricatura.

SOBERANIA

Cuando se hacen reclamos fundamentados para reconocer y proteger a un país, no se trata de cortar la soberanía en pedazos, especialmente en cuanto concierne a temas de derechos de minorías versus mayorías.
La soberanía le importa a los países, y la realidad del compromiso de la gente con su soberanía e identidad tiene que ser respetado. Pero las fronteras de la soberanía hoy son más porosas que antes. No se ha acabado la era de los estados soberanos, pero existe una erosión en la fuerza de la soberanía tradicional. Véase a la Comunidad Europea.
En los países en desarrollo, la soberanía se ha ganado con costos y es un fenómeno reciente.
En los países desarrollados hay más voluntad para reconocer la flexibilidad y la disminución del significado de la soberanía, aunque hay casos –como la neurótica soberanía estadounidense- en que la rigidez se mantiene en algunos casos específicos. Lo que enfurece de Estados Unidos es que sus líderes asumen tener derechos de trato preferencial.
Pensar claro en las relaciones con Estados Unidos comienza por comprender que no está en el interés de ellos ni en el de cualquier otro país ser un acólito servil. La razón para ello es que la capacidad demostrada por la independencia de pensamiento en evaluación de políticas es un hecho extremadamente valioso, para el mundo y para Estados Unidos.

Hay que tomar los argumentos en serio, no sólo adelantar la búsqueda de intereses. Al tratar con Estados Unidos, el peso puro de intereses en competencia –los tuyos contra los nuestros- no ganará el argumento, no porque sean más grandes y fuertes en el concurso de voluntades sobre los intereses en competencia, sino porque el sostenimiento de nuestras posiciones particulares deben ser desarrolladas con creatividad e imaginación argumentales.

Y en esto es clave entender la fuerza de sentimiento que está en juego, que toman en cuenta los creadores de políticas estadounidenses y que toman seriamente.

PREVENCION

Prevenir el genocidio requiere de estrategias de dos categorías: estrategias de prevención estructural y estrategias operacionales.

Ellas básicamente reflejan la diferencia entre respuestas a largo plazo y a corto plazo. Las respuestas involucran una combinación de técnicas: diplomáticas, económicas, y estrategias de apoyo y medios militares. Pero hay diferentes niveles para mantener la paz con el uso de fuerzas militares. En el contexto preventivo, una es decirle a los malos que si se sobrepasan habrá consecuencias militares.

Adjunta a la diplomacia preventiva está poner fuerzas en tierra como compromiso simbólico. Hay variaciones que dependen de la situación específica.
No son cosas que se hacen de un día para otro, ni por trasplantes. Después de detener la matanza, la idea es afirmar las bases democráticas, el respeto a los derechos humanos, en lo cual pueden ayudar mucho las organizaciones no gubernamentales, evitando la corrupción y sus agendas cerradas, para exaltar un nuevo nivel de respuesta que los gobiernos no están en capacidad de proveer, más cuando se llenan de equipaje.

A menudo los gobiernos ni siquiera son buenos para hacer análisis básicos de un conflicto porque sólo ven las cosas a través del velo acumulado de su intención o cultura interna.
Existen grupos de prevención a nivel internacional (Human Rights Watch, Asia Watch, Amnesty International, International Crisis group) que se dedican a hacer buenos análisis, prescripciones de políticas y hábiles defensas, directamente para los creadores de políticas y para aquellos que pueden influenciar directamente o través de los medios de comunicación.

La misión siempre es prevenir y contener conflictos, y llamar la atención sobre las soluciones. Hacen un papel que no está siendo ejecutado por nadie más. Estas organizaciones permanecen en los países para identificar situaciones que pueden evolucionar hacia el genocidio o serias pérdidas humanas, y proveen informes sobre inteligencia, información y análisis sobre lo que creen que hacen mal los gobiernos.

Y la razón por la cual pueden hacer esto es que hay una reciente norma internacional que dice que los conflictos dentro de las fronteras de un país ya no son asunto exclusivo de ese gobierno, de ese país.

Estas ONGs compensan otra tendencia moderna: la emergencia del genocidio telegénico y el genocidio no telegénico. Cuando los genocidios son capturados y cubiertos por los medios, la consciencia del mundo se sacude y hay reacción. Hay también otros genocidios que se suceden bajo el radar de la pantalla y que son ignorados.

Alberto Rodriguez Barrera