miércoles, octubre 27, 2010

El apaciguamiento y la contemporización

(Alemania 1933-1939 / Venezuela 1999-2012)

El apaciguamiento y la contemporización lo que produce es el conflicto, sea interno como externo. Eso fue lo que practicaron la mayoría de los países en particular, Inglaterra, a partir de 1933 con la Alemania nazi; así como los Estados Unidos de Norte América con su política de aislamiento, en consecuencia se hicieron corresponsables de la mayor tragedia en la historia de la humanidad: la Segunda Guerra Mundial como del holocausto.
La historia hay que contarla para que no se olvide y no se repita en alguna otra parte del mundo. Venezuela pudiera convertirse en el detonante de ese futuro conflicto.
Cuando Adolfo Hitler alcanzó el poder en Alemania en 1933, era un rompecabezas. Aquellos que pensaron que lo entendían, resulto que no lo entendieron en absoluto, aún cuando, todo lo había escrito en su libro Mein Kampf. Muchos pensaron que era un farsante y un charlatán, el demagógico caudillo de un partido de protesta sin programa político coherente y muchos pensaban que podían controlarlo. Salvo algunas excepciones como Winston Churchill, visualizaron lo que se proponía y de la verdadera dimensión de la amenaza que planteaba para la paz de Europa. Todos, se dieron cuenta después de 1939 de la dimensión de un error de juicio tan calamitoso y tan costoso para el mundo.
El apaciguamiento (appeasement), practicado por los políticos y la gente adversas al régimen nazi en Alemania y por las potencias occidentales; aunada a la política de contemporización con Hitler, permitieron la maduración del régimen nazi y en ese interregno: la persecución de la iglesia cristiana, la pacificación de la cultura, el control de la prensa, la radio y el cine, la educación, la economía, la servidumbre del trabajo, la policía y la fuerza armada, la justicia, la ruptura del Tratado de Versalles que produjo el fait accompli, es decir el rearme alemán que se corono con la promulgación de la ley que establecía el servicio militar obligatorio. Comenzó el control de la Renania, la zona del Rin (2 de marzo de 1936), Austria (11 de marzo de 1938), los Sudestes (acuerdo de Múnich, 28 de noviembre de 1938). La Noche de los Cristales Rotos se desarrolla desde el 9 al 10 de noviembre de 1938, donde se quemaron centenares de sinagogas, se destruyeron tiendas y otros propiedades judías, se asesinaron centenares de judíos, a otros se les forzaron al suicidio y millares fueron maltratados, deteniéndose a más de 30.000 varones internándolos en campo de concentraciones. 
Los demás fueron reducidos a las penurias de los parias, despojándolos de la condición humana. El 15 de marzo de 1939 las tropas alemanas irrumpen en Bohemia Moravia y Praga, desapareciendo Checoslovaquia. El 23 de marzo ocupa, en Lituania el puerto de Memel y el 22 de mayo firma el Pacto de Acero con la Italia de Mussolini. 
A partir de esta fecha Adolfo Hitler era indetenible, se había entrampado en su propia historia, pero también al mundo. El 23 convoca a sus jefes militares a Berlín y les anuncia que ya no se podía conseguir nuevos éxitos sin derramamiento de sangre, como si ya no las hubiera derramada, la guerra se hacía inevitable. Preparándose para ello, suscribe con los soviéticos el 21 de agosto de 1939 el pacto de no agresión y en el Protocolo Adicional Secreto (Pacto Ribbentrop-Mólotov), la repartición de los territorios pertenecientes a los Estados Bálticos (Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania) así como toda la frontera de influencia de la Europa Oriental, ambos se habían puesto de acuerdo con el reparto de Polonia.
A pesar que Hitler había logrado la mayor concentración de poder como de armas y hombres entre 1933 y principios de 1939 y había violado todos los acuerdos suscritos, las democracias occidentales y en particular, Inglaterra, continuaron con la política de apaciguamiento y de contemporización, hasta que en la mañana del 1 de septiembre de 1939 se abatieron sobre Polonia un millón y medio de soldados alemanes. Con la invasión de Polonia, esa noche del 1 de septiembre, Inglaterra y Francia se vieron obligados a declararle la guerra, pero los Estados Unidos continuo con su política de aislamiento y la Unión Soviética que había firmado con Alemania el Pacto de no Agresión, se mantuvieron al margen. Esa política timorata (1933-1939) les hizo cómplices: tanto a los alemanes, civiles y militares junto a las naciones occidentales, de la mayor tragedia de la humanidad.
La historia pareciera querer repetirse, en este caso en nuestro país. A esta altura de su tragedia, todavía sus nacionales civiles y militares, ambos, por no estar a la altura de sus responsabilidades ciudadanas, como de las naciones, por estar atadas al chantaje de las seudos democracias de izquierda y al uso que éstas le dan al concepto de la democracia populista y de su utilización como un medio para alcanzar el socialismo=comunismo, a través del aprovechamiento fraudulento de los procesos electorales. Por una parte y por la otra, el estiércol del diablo, el petróleo, que se utiliza como arma de guerra y de chantaje, hacen que los venezolanos y las naciones se vean entrampadas en practicar el “apaciguamiento como la contemporización” con el régimen de Chávez.
No hay necesidad de enumerar nuevamente lo que el régimen chavista ha destruido en estos casi 12 años y lo que ha avanzado en la construcción del socialismo=comunismo. El país y las naciones lo conocen, solamente cabe preguntar si con esta última gira presidencial, continúan pensando en el “apaciguamiento y la contemporización” con el régimen como medio para evitar el conflicto o esperarán que el desarrollo de la energía nuclear anunciada en Moscú, se empleará para fines pacíficos o para desencadenar el conflicto, no se dan cuenta que Irán utiliza al sociópata para sus fines inconfesables y en algún momento el mundo ardera. Será que la estupidez humana, como decía Albert Einstein, es infinita y esperarán diciembre de 2012, para darse cuenta de su estupidez. Por cierto, nuestra Casa que vence las sombras, la Universidad Central de Venezuela como a las demás universidades del país, que constituyen el último reducto de la inteligencia, les llegó su turno a través de conciertos y de Mercal, por fin el régimen se las ingenio para que paulatinamente perdieran su autonomía. Según el teniente coronel, la Casa que vence las sombras, no es la UCV sino la Academia Militar. Así están las cosas: “apaciguamiento y contemporización”.
Alfredo García Deffendini