Una persona atrabiliaria es aquella que se encoleriza con facilidad, mal humorada, irascible, violenta cuando desempeña sus labores.
Son personajes que pueden resaltar en cualquier época de cualquier país. Durante la dictadura de Pérez Jiménez, Venezuela tuvo a Laureano Vallenilla como un formidable atrabiliario mientras se desempeñaba como Ministro del Interior.
Su caso, tan célebre como triste, demuestra que se puede ser atrabiliario al servicio de otros, es el atrabiliario sumiso para el Jefe, de Miraflores en este caso, y sin embargo transformarse en una terrible maquinaria cargada de odio, arbitrariedades y devoradora de los derechos humanos. Atrabiliarios han sido Lina Ron e Iris Valera, personajes muy representativos no sólo de la pésima educación sino de la Negra Noche cernida sobre la Patria.
Atrabiliarios los guardias nacionales que se envalentonan contra población civil desarmada porque cuán fácil es embravuconarse tras un arma de perdigones o bombas lacrimógenas de las buenas contra estudiantes.
La Guardia Nacional, otrora vigilante del Honor de la Patria, hoy no es sino un tentáculo armado, arbitrario y atrabiliario de un monstruoso mecenas, procaz y dislate que no hace sino despilfarrar diariamente las riquezas de Venezuela. Y pensar que Chávez ha demostrado detestar a la Guardia Nacional y quiere que desaparezca.
No sé cuántos son los chavistas que inmundician Venezuela pero los sé reconocer a leguas, mal encarados, desatentos, mal educados, amantes del dinero fácil, cómodos, desconocedores de las leyes, pisoteadores de la dignidad humana, encantadores de serpientes que emboban una población inerme, hambrienta, hambreada, ignorante, sumisa, chantajeada y lo peor, población comprada que es capaz de antipatriotear veredas, caminos, barrios, porque reciben migajas tras largas, inhumanas y humillantes colas, y también población vendida porque sin recibir nada a cambio son capaces de alardear, fanfarronear y hasta simular que son capaces de dar la vida por los desquicios de Patria, Socialismo o Muerte. Los comprados, subyugados por el tintineo para otros pero que sólo suena y no llena alforjas.
Los vendidos, los más tristes y que dan vergüenza, ofertándose a ver si algún día los compran. El terreno está abonado.
Por cada atrabiliario surgirá un cansado de los abusos, un obcecado por lo gaseoso de una revolución del odio, un nuevo pobre contra esa espuma del socialismo de los nuevos ricos, un uno animalizado e indetenible contra otro que se creyó inatacable porque nadie jamás se defendió ni siquiera esgrimiendo un cortauñas.
Es el inesquivable enfrentamiento entre la civilización cansada contra la barbarie entronizada. Pisoteado contra atrabiliario. Antichusma contra chusma. Homo sapiens contra Macacus Rhesus. De nada sirvieron las flores contra los sables, ni los silbatos contra las piedras, ni las marchas contra las mechas, infructuosas las diligencias contra las estupideces, inútiles las comisiones de enlace contra las comisiones de compra, poco a poco se fueron y han ido caldeando los ánimos, no nos dimos cuenta que el reloj sonaba, sin campanas ni segundero, la terrible hora de las orcas contra las focas. Si votamos todos los volvemos añicos nuevamente.
Venezuela, agotada en sus recursos, desmemoriada de sus luchas, sabe que la trampa está montada, que no es el CNE el responsable sino el editor de la conjura. El lesa patria es la ONIDEX que doble cedula hasta los muertos para que los comprados voten en las mañanas en ciudades cercanas y vuelvan a votar en otras mesas durante la tarde. Repudio a los Tiranos, ahora y siempre. Masón hasta la Muerte.
Miguel Octavio Sosa Palaviccini mososa51@hotmail.com
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