sábado, julio 17, 2010

Generalas y Generales

Este año las dos fechas más importantes de la historia venezolana han sido celebradas con discursos de mandatarios extranjeros: la Kirchner y Correa. El Iluminado de Sabaneta no solamente le quita a los venezolanos el dinero para regalarlo a sus chulos, sino que ahora les entrega la celebración de las fiestas nacionales.

Hoy el acto central de esta celebración ya no será el tradicional desfile militar de ese ejército que según Chávez nos hizo aparentemente “libres” pero no “independientes”, sino esclavos del Imperio. La verdad es que me complace que el 5 de Julio no esté marcado por ese eterno tinte militarista con el que, desde siempre, se ha querido teñir el nacimiento de la república y el desarrollo de la nación.
Durante la dictadura de Pérez Jiménez [no tengo recuerdos políticos anteriores] el Paseo Los Próceres se convirtió en el circo en el que se desplegaba la prepotencia militarista que ha acogotado a Venezuela desde 1811 en adelante, solamente interrumpida por breves lapsos de lucidez ciudadana y de militares al servicio de la soberanía nacional y la libertad, como la digna generación que derrotó aplastantemente a los invasores cubanos y sus agentes locales. Con este nuevo dictador Los Próceres se habían convertido, cada 5 de Julio y cada desfile militar, en su escenario favorito para amenazar a los venezolanos con el uso de la violencia armada con la incorporación de las unidades de la “milicia bolivariana” y la presencia de tropas extranjeras en apoyo a su campaña de intimidación a la población.

Curiosamente, este Mussolini de cartón, sustituyó la amenaza de la revolución “pacífica pero armada” por el traslado de los restos “simbólicos” de la “heroína libertadora del libertador” Manuelita Sáenz a Venezuela. Este hecho, a mi manera de ver, presenta aspectos resaltantes. Por una parte, tal traslado de esos restos “simbólicos” no es otra cosa que la exacerbación del enfermizo culto a Bolívar como una especie Dios terrenal. Pero además, resulta insólito que ese culto lleve a elevar a la categoría de heroína, de libertadora y ahora generala, a su amante adulterina. El razonamiento parece ser que efectivamente era adúltera, ¡pero con Bolívar!, lo que no la hace una “barragana” sino una “heroína”. Libertadora del Libertador porque le permitió liberar sus furores sexuales.

Y tratando de conseguirle una explicación a este hecho, he llegado a la conclusión de que para ello, entre otras, pueden pesado haber dos razones. Una que Bolívar haya sido tan mal dotado por la naturaleza que soportar ser su amante se pudiera calificar de gesto heroico, por lo que su amante sería una “heroína”. Y la segunda, que si a la Negra Matea se le ha elevado a la categoría de heroína y prócer de la república por haberle “dado la teta a Simoncito”, así en singular, seguramente habrán concluido en que Manuelita tiene muchos más méritos que aquella, pues no solamente “le dio la teta” sino otras exquisiteces mucho más sustanciosas y gratificantes, lo que justifica hoy su ascenso a “generala”.

Ese enfermizo y aberrante culto a Bolívar y todo lo que lo rodeó, ha producido una distorsión de valores de tal naturaleza, que ha llevado a poner el nombre Manuelita Sáenz a numerosas escuelas primarias y secundarias. Es como si dentro de un siglo o menos, los americanos glorificaran a Mónica Lewinsky y levantaran en el Mall de Washington un monumento en su honor al lado del Lincoln consistente de un simbólico habano y recibiera sepultura en el Cementerio de Arlington. Y además proliferaran instituciones educativas bautizadas como Mónica Lewinsky Elementary School o M. Lewinsky Girls Academy. Y uno se pregunta ¿A qué conclusión llegarán las alumnas de esas escuelas cuando conozcan la verdadera historia de Manuelita? ¿Saldrán a imitarla para convertirse en heroínas o generalas?
La doble moral de estos patrioteros bolivarianos queda al descubierto cuando agreden a las segundas esposas de dos ex presidentes, tildándolas de “barraganas” y le hacen honores a Manuelita.
Y por supuesto el ridículo no podía faltar en esta celebración. 

El ridículo es la marca de fábrica del régimen y su cabecilla. El ilustradísimo diputado Darío Vivas, vicepresidente de la asamblea nazional le informó a la prensa lo siguiente:
“…la agenda comienza a las 9 de la mañana con el traslado del cofre contentivo con los restos simbólicos de la heroína Manuela Sáenz por el callejón de honor desde la Casa Natal del Libertador hasta el Panteón Nacional. A las 11 de la mañana en la sede del Panteón Nacional inician los actos protocolares para la conmemoración del 5 de Julio en donde los restos simbólicos de la Libertadora serán recibidos por los mandatarios de Venezuela y Ecuador, Hugo Chávez y Rafael Correa; y se encontrará con el Padre de la Patria…”

Ese encuentro debe ser un espectáculo. Me imagino que ya el Iluminado tiene a listo a Oliver Stone y su equipo hollywoodense para filmar el encuentro de Manuelita con Simón. Encuentro que después de casi dos siglos de ausencia, debe ser sumamente tórrido por decir lo menos. Un milagro de la Robolución: la llama de la pasión se encenderá de nuevo entre la pareja libertadora y en el Panteón Nacional, que entonces podría ser rebautizado como Motel Libertador. Espero que la experiencia de este extraordinario milagro de encender la llama de una pasión insatisfecha desde hace casi dos siglos, el gobierno robolucionario la utilice para ver si logra a encender las luces para millones de venezolanos que carecen de ella por su incompetencia.

Pero como todo lo que dice el régimen es mentira, Manuelita y Simón no se encontrarán un carajo, ni la llama de esa pasión se reavivará. Esa flor ya no retoña. El supuesto encuentro entre Simón y Manuelita no es más que una cursilería simbólica. Circo sin pan.

Lo importante tras esta celebración es conocer las razones que llevaron al Iluminado de Sabaneta a suspender el desfile militar del 5 de Julio. Resulta increíble que el Iluminado, que no puede ver un micrófono o un escenario, renuncie a un día de eyaculación mental y satisfacción de su ego y sus fantasías. 

Resulta insólito que renuncie a lucir su rocambolesco uniforme militar, y a presidir el desfile con la mirada perdida en el espacio y el gesto altivo y sereno de guerrero victorioso [mientras no suene el primer pepazo]. No puedo creer que haya renunciado a aparecer en cadena nacional dando órdenes a algún obeso general para que comience el desfile o autorizando su finalización, para que los venezolanos veamos que él es el dueño de las fuerzas armadas. 

Y menos creíble me resulta que haya renunciado voluntariamente a tirarse un discurso de varias horas dirigido a amenazar a la población. Razones de mucho peso deben haberlo obligado a suspender ese acto, a renunciar a una demostración de fuerza y de su supuesto liderazgo militar. Es como si Simón hubiese renunciado a Manuelita cuando no era restos “simbólicos” sino carne viva e inquieta. Pronto se sabrá la verdad.

JOAQUIN CHAFFARDET