Sr. Hugo
Como andas en esa onda de lo simbólico, me dirijo a ti en esta carta simbólica para hacerte llegar mi inquietud acerca del entierro simbólico que hiciste en días pasados de esa señorita de dudosa reputación a quien tuviste la osadía de profanar, no solo la tumba de mi querido esposo, colocándola simbólicamente a su lado, sino el honor de los venezolanas en el sitial donde descansan nuestros héroes.
Yo no entiendo Hugo como tú, como supuesto defensor del legado de nuestro querido Simón no defiendas sus más profundos valores. Imagino que es de tu conocimiento que la única mujer a quien Bolívar respetó aun después de su muerte fue a mí, su legítima esposa, y eso obedecía a su formación moral y espiritual y a la fidelidad de sus juramentos primero al que en sagrado matrimonio hizo ante el Dios de todos, comprometiéndose a ser mi esposo aun después de la vida, segura de que en su pensamiento aceptaba que lo que había unido el creador solo sería él, Dios, quien podría separarlo, juramento que hizo público y expreso ante el mundo y la historia y a que diferencia de ti, cumplió.
No se Hugo bajo que valores creciste tú pero desde aquí de lo etéreo estoy consciente de tu accidentada vida sentimental, turbada por varios divorcios y alejados del sentimiento de familia y eso te acerque más a exaltar el barraganato que la institución legal del matrimonio y entendería porqué ahora no tienes una esposa que te quiera por ti y no por lo que eres. Te recuerdo que esos que hoy te adulan quieren a tu cargo y no a tu persona la cual estoy seguro desprecian en su más íntimo interior.
Debo recordarte Hugo que Simón tuvo 21 barraganas y Manuela fue solo una de ellas, no veo porque quieres hacer de eso un culto y elevarla a la categoría de heroína, de libertadora y ahora de generala del Ejército venezolano, a esta amante adulterina. ¿Cómo quedo yo? ¿Ni de soldada rasa? ¿No debo yo ser el ejemplo del honor de la mujer del Libertador? ¿Libertadora del Libertador? ¡Por Dios! ¿Por qué? ¿Porque le permitió liberar sus furores sexuales?
El más desvergonzado acto de arrastre fue el de tu ministra de la mujer cuando manifestó que "La presencia de Manuela viene a reforzar la lucha antiimperialista" Solo falta que le hagas un monumento a Mónica Lewinsky y hagas una cadena para exigirle al imperio que la entierren al lado de Clinton cuando se muera, ¿No es así? Siguió la desvergonzada señora: “…
Es un ejemplo para los derechos de nuestras mujeres". ¿Derecho a que, a ser barraganas? ¿O no será que el valor a perseguir es el de ser la legítima esposa como base de la formación de una familia? Porque entonces lanzas críticas y no exaltas a Blanca Ibañez o a Cecilia Matos quienes al menos hoy son honradas convirtiéndose en legítima esposas de sus presidenciales.
Hugo, tú por mantener a tus chulos amigos contentos vendes hasta la patria y pregunto ¿Qué tiene que ver esa señorita con los venezolanos, con nuestra historia, con nuestra independencia? Te recuerdo que Carabobo tuvo lugar el 24 de junio de 1821 y Simón Bolívar conoció a Manuela en 1822, en Ecuador, fíjate que ni siquiera visitó nuestro país, entonces ¿Qué carrizo hacen sus restos en nuestro Panteón Nacional? Y qué casualidad, resulta que el chulo ecuatoriano tampoco tiene esposa ni mujer conocida. Lo único que se me ocurre que pueda relacionarse con nosotros es el nombre como llaman los venezolanos al acto de tener sexo con uno mismo.
Como te conozco y sé que vas a tratar de descalificarme pues debo decirte que a pesar de haber nacido en la madre patria mi padre era venezolano y morí en esta tierra venezolana al lado del padre de esta patria lo que me da el derecho de ser su compañera más allá de la muerte.
Entonces debes entender mi desacuerdo, no puede ser que ella descanse en el panteón mientras a mí me dejes con los suegros en la Catedral a la que tu profana irrespetando a su máximo prelado.
Finalmente quisiera pedirte que dejes de usar el nombre de Simón para justificar los miles de abusos que cometes, El Libertador defendió la libertad, la justicia, la democracia y el poder civil, siendo contrario enemigo de la tiranía, su pensamiento era distante de un socialismo utópico o marxista como pretendes imponerles a los venezolanos. Y si creíste que ese acto motivaría a las mujeres a votar por tu falsa revolución, estas completamente equivocado, el sueño de toda mujer venezolana es, el de algún día ser la esposa del hombre que ama y no el amante de nadie así como fue el mío.
Atentamente,
María Teresa del Toro
La única esposa del Libertador
La única esposa del Libertador