jueves, diciembre 06, 2007

Reacción de Chávez cuando se enteró de que había perdido

Esta mañana “El Universal” filtró algunos datos de la reacción de Chávez y “La Razón” de España comentaba el deseo del chavismo radical de no aceptar el resultado. Este mediodía el español “El Mundo“, en una crónica de Ramy Wurgaft revela más datos: Chávez pidió explicaciones al Comando Zamora y a Diosdado y mandó al Vicepresidente a preparar a su militancia.

Esta es la crónica del diario espanol:

La serenidad de Hugo Chávez al reconocer su derrota en el referendo del domingo, no
fue la actitud que tuvo horas antes, al enterarse de que el veredicto de las urnas le fue adverso.

Mediaba la tarde cuando, con los datos en la mano, el presidente culpó a los responsables de la campaña del ’sí’ (a las reformas) de haberle mentido. “Me mintieron, me engañaron”, clamó el líder a Diosdado Cabello, uno de sus hombres de confianza.

Chávez culpó al Comando Zamora, encargado de la propaganda electoral, de haberle garantizado el triunfo de su propuesta, al tiempo que los servicios de Inteligencia reportaban un resultado adverso.

Según las filtraciones del entorno presidencial a la prensa, el comandante se mostró incrédulo, y caminaba por la sala exclamando, “no puede ser así. Esto es contrario a lógica”.

También se señala que el presidente no quería pronunciarse, hasta que no se escrutara el 100% del voto. Un sector del Ejército le habría presionado para que “enfrentara la realidad”, antes de que la gente saliera a las calles a denunciar un fraude.
Chávez convocó a sus asesores más próximos y les pidió, con voz tronante, que le rindieran cuentas.

Algunos de estos se atrevieron a insinuar que sí le habían prevenido de un resultado estrecho o incluso de una pequeña ventaja para la oposición, que aprovechando el resultado, ahora busca la unidad. Y que el propio Chávez se fiaba más de su ‘ojo clínico’, que de los informes que auguraban un triste final para el ambicioso plan de transformar a Venezuela en una utopía socialista.

En un rapto de realismo político, el mandatario caribeño delegó en el vicepresidente, Jorge Rodríguez, la misión de preparar, psicológicamente, a la militancia chavista, para recibir un balde de agua fría.

“Chávez quería evitar que la noticia cayera de golpe, y que los suyos salieran a las calles a volcar su desesperación. No quiero derramamiento de sangre en Venezuela“, contó uno de sus ayudantes.

La misma fuente anónima señala que el presidente tuvo que reclutar todas sus fuerzas, para resistir el impulso de imponer su proyecto a como diera lugar.

Ramy Wurgaft - El Mundo - España

También El Nacional, en una crónica de Hernán Lugo, reseña el tema:
2-D. A las 7:30 pm, Hugo Chávez se reúne con el Alto Mando Militar y le informa su decisión de esperar 100% de las actas antes de reconocer la derrota. A su lado están Jesse Chacón, Diosdado Cabello, José Albornoz, Miguel Pérez Abad y cuatro oficiales. El vicepresidente Jorge Rodríguez es el ausente. Su misión es mantener al Consejo Nacional Electoral en stand by.

La tensión crece en Fuerte Tiuna; se ordena el cierre y acuartelamiento. Un general se levanta y, luego de expresar su respeto al comandante en jefe, le advierte que la Fuerza Armada no saldría a reprimir a la población. Se había señalado que totalizar las actas pudiera implicar cuatro días de zozobra y, por ende, de protestas. “Este país no aguantaría esos días de agitación”, le alerta.

Chávez observa a todos y se hace un silencio. “Me mintieron, me engañaron”, le recrimina a Cabello, porque el Comando Zamora reportó -constantemente- el triunfo del Sí, mientras que los informes de la DIM decían lo contrario.
Era un Chávez iracundo, incrédulo ante la primera derrota política en nueve años luego del fracaso militar de 1992, revelaron quienes lo vieron en el Palacio y conocieron detalles de la historia.

La culpa -dijo- fue de la Asamblea Nacional. El gobernador de Miranda sólo atina a expresar: “Cuando a usted lo dejen solo, me encontrará a su lado”. Cabello es el hombre incondicional del barinés, lo que le ha valido su designación como ministro de Secretaría, director de Conatel, vicepresidente de la República y candidato que derrotó a Enrique Mendoza.

La advertencia del oficial, así como los mensajes que desde Maracay, en Aragua, le hicieron llegar militares identificados con el general en jefe retirado Raúl Isaías Baduel, fueron los que le hicieron entender al Presidente que era inconveniente postergar la agonía.

Después de una hora de discusión, se convence a Chávez de que el resultado, si bien era reñido, técnicamente favorecía al No. Incluso se hizo que un experto del CNE se trasladara hasta Fuerte Tiuna para que se lo explicara.

El funcionario hizo una exposición en la que argumentó que los resultados en los estados con más población harían irreversible la cifra. “Estamos dispuestos a reconocerlo, pero queríamos ver los resultados”, dice Cabello.

Chávez sólo escucha. No habla.
Finalmente, se levanta y se retira a una habitación que tiene asignada en la instalación militar. Permanece allí solo por un largo tiempo.
Nadie sabía qué haría.

Cuando sale, el Presidente parte nuevamente a Miraflores, donde sus seguidores lo esperan esperanzados de que, a partir de diciembre, tendrán una nueva constitución. Aunque la celebración había sido cancelada, la música arrancó para distraer a los presentes y formar un “muro” en caso de que a “algún alebrestado” se le ocurriera ir al centro del poder con “la operación tenaza”, un supuesto plan de la CIA que era dirigido desde la embajada estadounidense ubicada en Valle Arriba, en Caracas.

El mismo Chávez confesó, posteriormente, cuando avaló las cifras del CNE, que había cavilado mucho y que admitía su derrota para evitar una angustia mayor, porque habían transcurrido ocho horas desde el cierre de las mesas y el CNE había garantizado que, a más tardar, a dos horas de la cuenta informaría al país, como ocurrió en diciembre de 2006 en las elecciones presidenciales. La jugada buscaba que, internacionalmente, Chávez quedara como un demócrata y, en lo interno, evitar una eventual guerra civil.


A las 9:02 pm, Jorge Rodríguez aparece públicamente en la sede provisional del Comando Zamora, en el hotel Alba, y admite que la cuenta estaba reñida; de hecho, cuando el vicepresidente llegó hasta el lugar, la tendencia bajó de 8% a 4% y, cuando terminó su discurso, el margen era de 3%.

Para entonces era imposible hacer algo: las mesas estaban cerradas, la maquinaria se había desmovilizado y, como en toda derrota, la soledad ocupaba su lugar al lado del vencido, quien prometió convertirla en una nueva victoria. Un nuevo “por ahora” surgió de los labios de un hábil político y no del idealista que el 4 de febrero de 1992 intentó llegar al poder mediante un golpe de Estado.

Así lo reseñaba esta mañana “El Universal“:

Al mediodía del domingo todo indicaba que el evento electoral número 11 de los últimos 9 años no traería sorpresas desagradables para el presidente Chávez, acostumbrado a ganar cuanta elección se ha hecho con márgenes indiscutibles.

Había confianza en la movilización final basada en la estructura del PSUV, aunque se intuía gracias a las encuestas hechas en los días previos al referendo, que esta vez la victoria no sería tan holgada y que las intenciones de voto del Sí y el No estaban parejas.

El chavismo no contaba con el repunte de la tarde de la oposición y tampoco con su propia desmovilización.

Fuentes oficiales relataron que a las 3:00 pm la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) le presentó un Exit Poll al Presidente con resultados adversos a la propuesta de reforma. Las alarmas se encendieron en Fuerte Tiuna donde el mandatario y parte del Comando Zamora, como el presidente de Fedeindustria Miguel Pérez Abad, José Albornoz, Diosdado Cabello, entre otros, esperaban las primeras cifras. Muy molesto el Presidente apenas hacía comentarios.

Dejó claro que el Comando Zamora lo había engañado al no hacerle ver la realidad. También culpó del fracaso a la Asamblea Nacional. “Me mintieron”, alcanzó a decir el Presidente quien finalmente, ya entrada la noche, se negó a aceptar los resultados hasta tanto no estuvieran escrutadas 100% de las actas en el Poder Electoral.

Fue entonces cuando integrantes del Comando Estratégico Operacional de la FAN, entre ellos Jesús González González, aconsejaron al Presidente aceptar los resultados inmediatamente, pues si esperaban 4 días, tiempo que calculaban tardarían los cálculos totales del CNE, podría ocurrir un baño de sangre. Chávez fue convencido por un técnico del Poder Electoral quien le explicó con los números en la mano que los resultados eran “irreversibles”.

Será que todo esto es solo el comienzo del Final de Chavez ?

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