por el Dr. Rafael Muci-Mendoza
10 DE MARZO, natalicio del Dr. José María Vargas (1786-1854), gloria de la patria y de la medicina, reformador y modernizador de los estudios médicos en Venezuela. El presente deformante nos retrotrae a sólo 3 años de estudios médicos. Graduarán charlatanes y medicastros... Una maniobra hábilmente urdida desde La Habana sembró el desprestigio y nos satanizó. Cuba bien que sabe cómo sembrar el odio. Sólo servimos para robar, repiten. Decenas de miles de supuestos "médicos" nos traen una medicina simplificada, más exactamente, una enfermería simplista, burda, engañosa, ayuna de rigurosidad científica, practicada más que por obligación humanitaria, con intención política y de penetración. "Prácticos" que nunca antes tocaron a un paciente, que nunca cumplieron los extremos de la ley, con tiento o palo de ciego parece que palpan a nuestros enfermos.
ASISTIMOS ATONITOS a la ocupación de nuestro suelo por un país extranjero, a la insensata venta de la patria sin que parezca dolernos una pizca. No reaccionamos, esperamos que el de al lado lo haga. ¿Qué decimos a nuestros hijos, a nuestros nietos? ¿Que somos castrados? Algunos colegas observan de lejos la invasión con indiferencia servil o complacencia y hasta se sienten halagados al ayudar al extranjero y denigrar del hermano. A sabiendas que en medio del festín de millardos sólo migajas arrojan; desechos que no querrían para sí.
DICEN BUROCRATAS de uñas largas y esmaltadas, inventores de cuentos, que ha disminuido la pobreza. Vayan a mi hospital, vayan a cualquier hospital. Insolentes: miren la mortalidad infantil. Sin dudas, estadísticas amañadas a lo cubano ¡Qué cinismo! Como Vargas en su momento, estamos obligados a dar la cara, a resistir activamente, a detener la destrucción, a morir en paz con nuestras conciencias y por la libertad.
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