jueves, julio 30, 2009

Rafael Muci-Mendoza

Opinión
jueves 30 de julio, 2009
Rafael Muci-Mendoza

El kairós hipocrático…
Solos los padres aquí, lejos allá hijos y nietos. ¿Cómo no enfermarse?
Una nube negra se aposentó ominosa en el campo de visión de mi amigo. Un derrame en esa gelatina de su ojo derecho que llamamos cuerpo vítreo. Su esposa, a su lado, tosiendo una gripe emboscada. La última de sus tres hijas con sus nietos, se fueron del país el mismo día. Se quedaron solos con su edad y sus achaques. Las enfermedades no ocurren por casualidad. Tienen su kairós, una oportunidad llena de sentido vital donde se expresan. ¿Por qué hoy? ¿Por qué no ayer? ¿Por qué no mañana? Se preguntaba von Weizsäcker. Nuestra biografía, y con ella nuestras enfermedades, accidentes biográficos que son, suelen ser moduladas por penas y alegrías íntimas. Y vivimos una época de nítida congoja. Esperando un milagro que nunca ocurrirá porque depende de nuestra firmeza y coraje en la defensa de la Constitución y del honor.

Los venezolanos llevamos un profundo luto en el alma, un crespón tejido de oscurana, un dolor moral dolorosísimo; se han metido con nuestros hijos, con nuestros nietos, aventados, desarraigados de cuajo hacia el vacío allende los mares. Chávez nos ha matado a palos como a un rebaño de chigüires, y como ellos, mientras vemos el que cae, esperando el porrazo, permanecemos inmóviles sin siquiera mostrar los dientes. ¿El raído motto de "con mis hijos no te metas"?, un puro e insulso decir sin contundente acción, pues, ¿cómo no meterse? Si nos han sido arrebatados por lo más miserable del ser humano en acción.

Un llanto simbólico de sangre, un llanto de negación en lo profundo de su ojo, el deseo reprimido de no ver una verdad lacerante. Solos los padres aquí, lejos allá hijos y nietos, ayunos de mutuas caricias. ¿Cómo no enfermarse? La cuerda rompe por el lado más delgado.

¡Ah malaya, lo hemos dejado, nos hemos dejado!

rafael@muci.com

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