La educación médica no es gratuita en Cuba. No debe serla en parte alguna.
En libertad decidí que sería médico y aunque mis padres podían pagar mi educación, no tuvieron que hacerlo. Saldo mi deuda de gratitud trabajando en un hospital público por más de 9 lustros, con ahínco y por risible estipendio.
Los médicos que está ¨deformando¨ la ¨involución¨ que padecemos, como sus pares isleños, tendrán que pagar. Desapercibidos, han firmado un leonino contrato que les obligará por siempre.
Sus pares insulares, llenos de emoción y movidos por sentimientos de solidaridad, estudian un programa más interesado en lo político que en lo médico, así que siempre estarán a la zaga del progreso y vivirán en perpetua e impagable deuda, que será igual para el recién egresado que para el ya curtido, no habiendo cuestionamiento ninguno porque el disentimiento es castigado.
El Estado se apodera de él y lo torna en su esclavo.
Decide por él; lo moviliza como un trasto al favor de penetración política; no le permite actualizarse, ni ir a congresos en los centros del conocimiento, ni emplear
¨Patria, socialismo o muerte¨ -¿es la alabanza a la muerte compatible con el espíritu altruista del médico?- les veo pronunciar, y siento pena por su destino entrampado…
rafael@muci.com
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